toros

“Sabía que me iba a coger”: Damián Castaño, verdad sin trampa en Las Ventas

El torero salmantino se recupera en Madrid tras una herida grave que no empaña una de las faenas más impactantes y serias de su vida

Noticias de última hora en La Razón
Última hora La RazónLa RazónLa Razón

Casi 15.000 personas y medio millar de salmantinos desafiaron los gélidos los tendidos de Las Ventas con un aire de cita grande. La corrida de Adolfo Martín había levantado expectación y, con ella, Damián Castaño cumplió a un alto nivel. Pero el precio fue aún más alto: una cornada seca, certera, directa al muslo, tras una faena tiránica en la que cada muletazo era una moneda al aire. Salió cruz.

El parte médico fue claro: herida por asta de toro en la cara posterior del muslo izquierdo, con dos trayectorias. Una de ellas, de 15 centímetros, llegó a contusionar la arteria femoral. La operación fue inmediata en la enfermería de la plaza, y después, el traslado a la Clínica La Fraternidad Muprespa-Habana, donde permanece ingresado con pronóstico grave.

Ha pasado la noche sin fiebre, pero con mucho dolor. Apenas ha podido dormir. “No tengo dolores porque cada tres horas me dan calmantes”, confesaba a los medios este lunes el torero desde el hospital. La tensión, la adrenalina y la emoción de una tarde tan especial siguen latiendo en su cuerpo. “Sabía que me iba a coger, pero me tenía que poner donde me puse para poner en valor la tarde”, dice. Iba dolorido a la enfermería, pero feliz.

El primero de Adolfo Martín, "Arenero", fue un gran toro. “Aunque no era fácil, se venía por la espinilla en el primer muletazo. Había que tragar. Pero luego lo disfruté una barbaridad”, recuerda. Pinchó y perdió una oreja larga. Y luego llegó "Revoltoso". “Ya en el capote vi que iba a ser muy complicado… pero había que dar la cara y jugarme la vida como lo hice. Madrid me vio en mis dos versiones, y eso creo que lo conseguí”, explica desde la cama, aún sin poder moverse bien.

Apenas unas horas después del percance, Damián hacía balance con una claridad admirable. “La pena fue la espada, me fui contento con todo salvo con eso. Pero fue un paso adelante. He cortado orejas y salido a hombros otras veces, y no me fui tan feliz como ayer”, afirma. Ha sido, asegura, la tarde de mayor repercusión de su carrera. Cuarta cornada de su vida, pero con un sabor diferente. La empresa de Madrid ya se ha interesado, y puede ser clave para cerrar otras ferias.

El doctor Máximo García Padrós, que esta mañana le ha realizado la primera cura, asegura que la evolución es positiva. “La herida ha drenado bien, está dolorido pero estable, y si todo sigue igual, el jueves podría recibir el alta”, ha explicado.

Desde sus redes sociales, el torero ha agradecido las “tantísimas llamadas y mensajes” y, especialmente, el apoyo de los aficionados que acudieron a Las Ventas: “Madrid merece venir a jugarse la vida y entregarse”.

Y eso hizo. Con entrega, con verdad, con todo. Aunque saliera cruz.