
Santander
Adrián triunfa y Fortes sigue con esa búsqueda inquieta de la pureza en la Feria del Norte
Fernando abre la Puerta Grande y el malagueño deja bonitos pasajes en la feria de Santander

Volver a Santander es regresar al paraíso donde has sido feliz. Por lo vivido en el ruedo y lo gozado en la mesa. A pesar de que su arena ya no es tan negra pesa de la misma manera la inestabilidad de sus días, en los que puede pasar todas las estaciones del año. Esta ciudad es palabra mayor. Y este año, además, Garzón nos ha servido un ferión para degustar a cada plato. Raúl Ruiz tuvo que apretarse y aguantar en los dos pares que puso al primero. Cómo recortaba las distancias el de Juampedro mientras el peón intentaba banderillear. Una locura. Muy desafiante fue el toro después. Un animal lleno de matices y conflictos que resolver en la muleta. Era pronto y repetidor, se metía por dentro, pegajoso y reponía. Había que ordenarlo mucho, pero se desordenaba a la mínima. Era un toro de campo. De aprendizaje lejos de los focos por la cantidad de aristas.Jiménez Fortes, como ya intuíamos, no iba a volver la cara así que la faena estuvo en un ¡ay! Constante, sufrido y gozado en la búsqueda del rito sagrado del toreo cuando este no es sencillo. Quiso jugar con los terrenos del toro y se lo pasó por detrás, le hizo la zancadilla y quedó a merced. Se hizo el quite. Lo repitió después en un campeonato a tozudos y la cosa estuvo ajustada, pero siempre interesante. Lástima la espada.

La faena al cuarto
Mientras el cuarto barbeaba sin control Fortes se puso de rodillas para comenzar la faena. Miedo. Fue el toro entre la inercia y el descontrol, pero pasó por allí y hubo emoción porque Saúl metió los riñones y ya de pie: el toreo. Tuvo nobleza el animal con ese punto de quedarse pegado a los vuelos, de no querer irse. Imprimió el malagueño suavidad, querer hacer las cosas bien, el concepto de la pureza, no quedarse por detrás si no irse al toro de frente y eso vale oro. Hubo naturales bonitos en un conjunto de quien es torero en un mundo imperfecto. Como la vida misma.
La faena de la Puerta Grande
Con un bis se las vio Fernando Adrián, pero bien valió el cambio, porque el toro se hartó de embestir en la muleta del torero, que dejó una faena ligada y templada hasta que el toro amagó con rajarse. Fue muy largo el trasteo. Hundió el acero y paseó el doble premio.
El quinto sí fue ya el sobrero de El Pilar. Pareció que el animal no humillaba en exceso y que tenía bondad. Puede que le hubiera venido bien hacerle las cosas con temple y con los vuelos. Pero la faena de Fernando fue de público, se pasó al toro por delante y por detrás, arriesgó en los inicios y hubo una tanda reunida dentro de un conjunto indefinido. Pinchazo hondo y descabello para saludar.
El lote de Borja Jiménez
De la faena de Borja Jiménez al tercero destacó el comienzo de faena con una tanda centrada con el toro y el cierre a dos manos, muy torero. Entre una cosa y la otra la esmerada faena del sevillano tuvo mucho de público, pero más tapado, a la espera del muletazo y sin mandar en él. El toro fue agradecido, por noblón y de buena condición. Solvente y asentado estuvo con un sexto que tuvo peor clase porque se quería quedar en cada viaje, en cada arrancada. Tenía el embroque bueno, pero le costaba rematar el viaje. Borja tiró de técnica y de corazón para alargárselo cuarto y mitad.
Ficha del festejo
SANTANDER. 3ª de feria. Se lidiaron toros de Juan Pedro Domecq. El 1º, pegajoso, con mucha movilidad y complejo; 2º, sobrero, bueno, repetidor; 3º, manejable; 4º, repone y noble; 5º, de El Pilar, noble y sin humillar; 6º, Dos tercios.
Jiménez Fortes, de marino y oro, pinchazo, estocada, aviso, tres descabellos (silencio); pinchazo, estocada (vuelta).
Fernando Adrián, de azul marino y oro, estocada (dos orejas); pinchazo hondo, descabello (saludos).
Borja Jiménez, de champán y oro, pinchazo, estocada (saludos); pinchazo, estocada, aviso (palmas).
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