Tres mil películas de cine español pasan por el quirófano
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Entramos en el laboratorio de Video Mercury, la distribuidora de Enrique Cerezo, donde se digitalizan y restauran una parte importante de películas de nuestra filmografía.
Es inevitable hablar de Enrique Cerezo al referirnos al patrimonio de nuestro cine. En sus manos (más concretamente en las de su empresa distribuidora, Mercury Films) obra una parte mayoritaria del cine español, amén de una tajada nada desdeñable del europeo y norteamericano. Más de 7.000 títulos, de los cuales cerca de 3.000 pertenecen a la historia de la filmografía española. Acercarnos hasta sus dominios, en la madrileña Ciudad de la Imagen, nos permite calibrar en qué manos y en qué condiciones se conserva, restaura, mantiene y divulga esta historia plagada de celuloide.
«Llevo 30 años comprando películas de grandes productoras españolas que tenían material que ni ellos mismos sabían», explica Cerezo. «Muchos materiales incluso se han perdido o queda solo una copia que hay que trabajar y dejarla mejor que en su época. A nosotros nos gusta conservarlo, queremos controlar ese proceso, lo hacemos para el futuro, para que esas películas se puedan ver en una calidad perfecta el día de mañana, pase lo que pase». Hay quien acusa a Mercury de ostentar una suerte de «monopolio» de nuestro cine, que incluso podría poner en peligro su futuro, pero para el productor y empresario ese legado ingente está seguro: «Quiero conservar el cine español», afirma categórico. Y niega aquellos rumores de hace un par de años que situaban toda su librería en manos de la china Wanda mediante una venta de cifras astronómica: «Nunca ha existido esa negociación». Desde 1980, Mercury se ha hecho con los derechos de películas de, entre otras, empresas como Isla Films, Lola Films y Pedro Masó P.C., y productores como Elías Querejeta o Andrés Vicente Gómez. Además, adquirió el catálogo para España de la RKO y una ingente cantidad de títulos italianos, entre ellos lo más granado del neorrealismo.
Puesta a punto
La gran mayoría de ese material ha pasado por los departamentos técnicos de Mercury, donde desde hace casi 20 años se restaura y conserva ese patrimonio. Todo lo que entra se revisa y se pone a punto, se actualiza a las nuevas tecnologías y se remoza con las técnicas más avanzadas. Para que un filme de los años 30, 40 o 50 luzca como en su día o incluso mejor, adaptado a los sistemas de imagen, resolución y reproducción más avanzados, como el HD o el 4K. Carlos López, jefe técnico de Video Mercury, lidera a un equipo de 10 personas encargadas de todo este proceso por el cual una lata de rollos de celuloide pasa a integrarse al catálogo digital, recuperando por el camino su esplendor.
La cadena se inicia con el etalonaje y el escaneo, que permiten transformar una cinta de 35 mm en un fichero digital. El sistema DaVinci Resolve ofrece este milagro de la trasmutación. En el caso del cine español, el equipo de Video Mercury trabaja con negativos originales, lo que les garantiza el dominio sobre todo el proceso. Sin embargo, explica López, «los italianos no nos dejan el original. Lo escanean ellos en Italia y nos dan la copia. Lo mismo sucede con las películas de la RKO que tenemos, que los escanea Warner. Lo hacen por seguridad, para que no se pierdan los originales». En algunos casos, solo han sobrevivido copias o internegativos al paso del tiempo. En cualquier caso, todo acaba en ficheros dpx, sobre los que se trabaja en la fase de restauración. Los rollos analógicos originales de las películas españolas de Video Mercury se conservan en depósito en la Filmoteca Nacional, por cuestión de espacio y seguridad. «Una sola película a veces, entre imagen y sonido, puede tener hasta 50 rollos», explica Carlos López.
Una vez digitalizada la cinta, entra en juego el proceso de restauración. Ahí es donde se mira con lupa cada raya, cada punto, cada fliqueo (los parpadeos de la imagen)... Inicialmente el proceso es automático. El sistema Digital Vision analiza cada fotograma en relación al anterior para detectar las anomalías y corregirlas. «Todas las películas, incluso las modernas, tienen puntos», señala López. Así que todas requieren de este análisis. Pero mientras que algunas quedan prácticamente corregidas con el automático, otras precisan de un minucioso trabajo manual, ya que la máquina no es capaz de solventar todos los errores o, en ocasiones, confunde como tales cosas que no lo son. Por eso es necesario revisar este trabajo «grosso modo» previo, cotejándolo con el original. Al final del proceso, algo puede haberse escapado, pero no mucho, porque, aseguran, «tenemos la vista entrenada».
«Hay películas que arreglamos en el día, que prácticamente corrige el automático solo», señala David Ordóñez, del equipo técnico. «Otras, en cambio, quitan mucho tiempo». Es el caso de «Simón, contamos contigo», una cinta de 1972 de Ramón Fernández, que llegó recientemente en muy mal estado al catálogo de Video Mercury. «Por cada minuto y medio de esta película hemos invertido unas ocho horas», explica Ordóñez. En total les ha ocupado más de tres semanas. Algunas requieren de hasta dos meses de trabajo concienzudo, pero en general la operación de «lavado de cara» ocupa tres o cinco días. Un proceso similar se usa para los ajustes de sonido mediante el sistema Sonic Solution, que reconoce unos patrones musicales y de voces y, en automático, homogeneiza el sonido y ajusta los parámetros para quitar los ruidos propios del desgaste. Previamente, los rollos originales de sonido en 35 o 16 mm has sido traducidos a audio analógico y de ahí a digital.
Encargos a medida
Es tal la pericia y fama que ha adquirido Video Mercury en el ámbito de la restauración y conservación que una parte importante del tiempo la dedican a trabajar sobre encargos. «Hay mucha gente que viene a darnos películas para que las restauremos al margen de nuestro catálogo», señala López. Para Enrique Cerezo, su empresa es una garantía de «mimo» para el cine español, de ahí que, dice, «aunque seguimos comprando muchas películas cada año, en varias ocasiones son los propios dueños los que nos llaman para que las compremos porque saben que aquí van a estar en buenas manos». El producto revierte al público en diversas modalidades: por ejemplo, DVD o a través de la pequeña pantalla. Cerezo es el gran «suministrador» de película para el programa “Historia de nuestro cine”, de La 2, donde se han podido ver restauradas cintas españolas o éxitos de corpoducción que siguen batiendo récords: «Por un puñado de dólares» congregó ante la pantalla a 3,1 millones de espectadores. Para Cerezo, amante del cine clásico y sobre todo del blanco y negro, ésta es la prueba de que el cine español sigue interesando mucho: «Tenemos magníficas películas y ahora podemos ofrecer muchas que no se han visto hace años y menos con esta calidad», cierra.