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TEATRO

‘Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos’: amar más allá de Tinder después de los 40

Maricel Álvarez da vida a una mujer de mediana edad redescubriendo el amor y el deseo en una obra de María Velasco que reivindica el riesgo y la entrega a lo desconocido

Escena de "Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos". Jesús UgaldeFoto cedida por Nave 10 Matadero

El teatro intimista, la ciencia ficción, la comedia romántica, la danza y la música en directo se dan la mano en el nuevo trabajo de la dramaturga y directora María Velasco. "Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos" es el título, tan llamativo como otros de su autora, de una función que tiene como protagonista a una mujer en la edad media de su vida, derrotada por la banalidad y la urgencia de las relaciones afectivas tal y como hoy suelen darse y que se siente incapaz de tener una experiencia verdaderamente satisfactoria en el terreno amoroso. “En efecto, el tema fundamental de la obra es el amor -confirma Velasco-; el amor como corriente opuesta a la depresión, a la precarización, al cansancio, a la fatiga compartida como sociedad. Es un amor que llega cuando una pareciera estar ya de vuelta de él, y supone un regreso a la ingenuidad, al riesgo; un amor que viene a reerotizar nuestra existencia y a imbuirnos de una nueva energía”.

Obra de teatro "Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos"Jesús UgaldeFoto cedida por Nave 10 Matadero

Pero ¿cómo nace ese renovado sentimiento en la protagonista? O, mejor dicho, ¿de dónde proviene? Pues, curiosamente, del mundo exterior, de lo desconocido. Y es aquí donde entra en juego la ciencia-ficción, un género con escasa presencia hasta hace poco en los escenarios que la dramaturga usa con intención metafórica: “Después de haber tenido muchos baches y decepciones en el ámbito sexoafectivo, y después de haber pasado por esa especie de mercantilización del amor que son las aplicaciones de citas, la protagonista se ve sorprendida de pronto por el amor, como podría estarlo por un objeto no identificado. Es algo que en su vida ha pasado a pertenecer al ámbito casi de lo sobrenatural. La obra habla de cómo el amor nos pone en contacto con un otro, con una alteridad; este es, en verdad, el reto: empezar a convivir con un extraño, con un extranjero, con alguien, y aquí viene la metáfora, que prácticamente podría ser de otro planeta”. Y esta alegoría tiene para Velasco una dimensión política: “En Estados Unidos se llegó a hablar del extranjero, especialmente del ilegal, como un alien. Ese alien, por tanto, representa el máximo de extranjería, de alteridad”.

Sobre el escenario, la actriz argentina Maricel Álvarez asume el complicado reto, a lo largo de los 100 minutos que dura la función, de encarnar el protagónico personaje que viaja en su interior desde la depresión hasta el amor. “Jugamos con la idea de que es nuestra mirada y nuestra escucha lo que transforma las cosas en fantásticas, o lo que nos permite fantasear, a nivel emocional, para transformar la realidad. Entonces, a partir de la presencia de ese otro, digamos que se van abriendo canales hacia la utopía. El trabajo que tiene que hacer Maricel es el de escalar una montaña. Por fortuna, es una de las actrices con más recursos que he visto en un escenario. Es un equilibrio perfecto de técnica, organicidad y pasión. Yo digo siempre que es una samurái del teatro”. Pero la actriz no está sola, la acompaña en escena el bailarín y músico Carlos Beluga, que interpreta en directo las composiciones originales de Tagore González incorporando también el trabajo coreográfico de Josefina Gorostiza. “Con Carlos llevaba mucho tiempo queriendo trabajar -dice su directora-. Es una rara avisa en el escenario. Recuerda un poco eso que se decía de Lola Flores: ‘No sabe cantar, no sabe bailar, pero no se lo pierdan’. Lo que tiene él es un derroche de energía muy especial”.

Coproducida por Nave 10 Matadero y la propia compañía de María Velasco, llamada Pecado de Hybris, "Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos" es para su autora -última ganadora del Premio Nacional de Literatura Dramática- “la obra más esperanzadora que he escrito; tiene humor y tiene un final feliz, luminoso”.