Gastronomía

El ingenio de la cocina mediterránea

El ingenio de la cocina mediterránea
El ingenio de la cocina mediterránealarazon

Un espectacular edificio modernista alberga Galaxó, el restaurante barcelonés donde Oriol Canillas sorprende al comensal con originales platos

Sería un pecado estar a pocos metros del mar y no ofrecer la mejor cocina mediterránea. Al menos con esa intención se presenta el restaurante Galaxó, ubicado en un espectacular edificio incluido en la ruta del modernismo catalán y convertido en el hotel de cinco estrellas Casa Fuster.

Bajo los mandos del chef Oriol Canillas, Galaxó propone una carta mediterránea y vanguardista, elaborada con productos frescos de temporada y con una perfecta fusión entre ejecución y presentación. De hecho, basta cruzar la puerta del restaurante para entender que aquí las formas y la presentación cuentan, y mucho, no sólo en el plato, sino también en el espacio. Decorado en tonos neutros salpicados de vivos morados, la sala principal resulta confortable y muy acogedora gracias a sus altos techos con arcos dorados, sus columnas y su elegante ambiente, al más puro estilo modernista, donde las mesas están muy bien separadas, lo que garantiza la intimidad del comensal.

Cocina tradicional con guiños novedosos es lo que nos encontramos al abrir la carta, pero sin alardes innecesarios cuando el plato llega a la mesa. Prueba de ello son las mini verduras estofadas en caldo de gallina, foie y sofrito de cebolla y jamón ibérico de bellota, un clásico catalán al que no le falta imaginación, mientras que el tataki de atún rojo, gelé de tomate, puré de cebolla confitada y rúcula es el mejor ejemplo de que a Canillas le sobra el ingenio a la hora de abrirnos el apetito. Entre los platos principales, las sugerencias del chef nos proponen rodaballo asado con polenta trufada, calabaza asada y jugo de vino tinto, una sugerente fusión mediterránea con toque italiano que deja un delicioso recuerdo en el paladar. Y si el viajero prefiere carne, la paletilla de cordero confitada con curry de berenjena asada, pipas y espárragos trigueros no defrauda, pues la intensidad de la carne, muy tierna, resulta espectacular.

Entre los postres, hay opciones para todos los gustos, pero siempre con una sobrada dosis de creatividad. Es el caso del canelón de fresas con nata y sopita de chocolate caliente o el lingote de chocolate con reflejos dorados y sorbete de maracuyá que nos deja con las ganas de chuparnos, literalmente, los dedos.