NBA
Zion Williamson, la madrugada de «La Bestia»
El novato protagonizó el debut más esperado desde LeBron James y anotó 17 puntos seguidos en el último cuarto
“El debut de Zion Williamson será un circo”, comentó su entrenador Alvin Gentry. Y vaya si lo fue. Desde la llegada de LeBron James a la Liga, el 29 de octubre de 2003, no había una expectación como la que se vivió en el estreno de Williamson ante los Spurs. Mandaban los tejanos ante los New Orleans Pelicans por 91-99 y Williamson explotó. Anotó 17 puntos seguidos en apenas tres minutos, sí 17 puntos seguidos en el último cuarto. Cuatro triples, un alley hoop, una bandeja tras rebote ofensivo y un tiro libre. Fue un circo sí: 17 puntos para terminar con 22 (4/4 en triples), 7 rebotes y 3 asistencias en 18:18. Los Pelicans perdieron (117-121), pero el estreno de “La Bestia” dejó tres minutos para la historia de la Liga.
Varios datos que ayudan a entender la dimensión de Williamson: antes de debutar, su camiseta ya estaba entre las más vendidas de la Liga. Sin jugar un minuto en la NBA tiene firmados contratos publicitarios por valor de más de 100 millones de dólares. Tuvo siete ofertas de marcas de zapatillas. Eligió Jordan Brand, la misma marca que Doncic a cambio de 75 millones por cinco temporadas. También es la imagen de Gatorade, de Panini, de videojuegos... Los abonos del Smoothie King Center de Nueva Orleans están vendidos para toda la temporada. Y el día en que se cumplía el 14 aniversario de los 81 puntos de Kobe Bryant a los Raptors llegó la puesta de largo de Zion.
La infancia de Williamson (6-7-2000 en Salisbury, una ciudad de 25.000 habitantes en Carolina del Norte) no fue sencilla. Sus padres, Sharonda, una velocista de 1,55, y Lateef, un jugador de fútbol americano de 1,93, se separaron cuando tenía 3 años. Con cuatro empezó a jugar. Y cumplidos los 8 ya soñaba con la NBA. La “culpable”, su madre. “Ella ha sido el entrenador más duro que he tenido en mi carrera”, asegura. Cuando Sharonda encontró nueva pareja, Lee Anderson, un exbase de la Universidad de Clemson, este se convirtió en su padrastro y mentor. Él es el padre de su hermano de cuatro años.
El salto físico de Zion llegó de los 13 a los 14 años: pasó de medir 1,80 y pesar 57 kilos a medir 1,93 y pesar 75. Y en el instituto explotó. Con 15 años se convirtió en una estrella en Youtube por unos mates imposibles por su peso y altura. Con 16 fue portada de la revista Slam, una publicación estadounidense de baloncesto de gran éxito entre la comunidad afroamericana. Los esfuerzos para convencerle de que por su físico debía dedicarse al fútbol americano fracasaron. Su apuesta le llevó a la prestigiosa Universidad de Duke a las órdenes de un gurú como Mike Krzyzewski. Allí se convirtió en una estrella a nivel estatal. Sus partidos se televisaban para todo el país y así llegó el clásico Duke-North Carolina. Se pagaron 2.900 dólares por algunas entradas, el expresidente Obama estaba en primera fila, pero en un gesto brusco una de sus zapatillas Nike estalló. La imagen se hizo viral. Sufrió un esguince de rodilla, las acciones de la compañía se desplomaron, perdió más de 1.000 millones de dólares en bolsa y Williamson puso fin a su etapa colegial.
Aquella acción sirvió para confirmar que Zion era un ejemplar único. Con 1,98 y 130 kilos -es el segundo jugador más pesado de la NBA sólo dos kilos por detrás de Marjanovic, que le saca 24 centímetros- es o al menos era capaz de saltar 114 centímetros parado. “The Wall Street Journal” pagó un estudio en el que se comparaba su fuerza con el impacto con un vehículo: chocar con Williamson equivale a un choque frontal con un Jeep que vaya a 15 kilómetros por hora. Fue elegido número uno del draft por los New Orleans Pelicans (44 millones de dólares por cuatro temporadas) y su impacto fue inmediato. En cuatro encuentros de pretemporada promedió 23,3 puntos, 6,5 rebotes, 2,3 asistencias y un 71 por ciento en el tiro durante 27 minutos. Pero un desgarro en el menisco lateral derecho el 21 de octubre frenó su progresión.
Surgieron las primeras dudas. “Un chico con su peso no puede jugar en la NBA”, afirmó el actual comentarista Charles Barkley, un exjugador al que denominaban “El Gordo”. Su madre le ha dicho que la lesión puede ser una bendición, que le permitiría aprender de su cuerpo. Y así lo ha hecho: «He trabajado en mi flexibilidad y en mi aterrizaje, para no hacerlo con toda la fuerza sobre las piernas. He aprendido mucho sobre mi cuerpo. He visto vídeos, sé dónde tengo que usar mi energía y hacer lecturas inteligentes para no agotarme».
Sin él los Pelicans se han convertido en el último mes en uno de los mejores equipos de la Liga. Impactados por la lesión de Zion, su balance en los dos primeros meses fue de 6-22. Pero de los últimos dieciséis partidos habían ganado once. Ahora están 17/28 y son uno de los cinco equipos que aspiran al octavo puesto en la Conferencia Oeste que ahora ocupan los Grizzlies. La mezcla de veteranos (Holiday, Favors o Reddick) y jóvenes (Ingram, que puede ser All-Star este mismo año, Lonzo Ball o el propio Williamson) ha convertido a los Pelicans en un equipo agradable de ver. Y más con “La Bestia” Zion Williamson.
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