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“Señor Benito, no me pegue más”

La frase de Biri Biri se hizo famosa en los 70 y expresa la contundencia del central fallecido ahora

Goyo Benito ha fallecido a los 73 años / Twitter
Goyo Benito ha fallecido a los 73 años / TwitterTwitter

Por favor, señor Benito, no me pegue más”, le pedía Biri Biri, un delantero gambiano que se convirtió en ídolo eterno del Sevilla en los años 70. Goyo Benito era un central contundente, un duro de los de antes, cuando las cámaras no vigilaban cada movimiento de los futbolistas. No era demasiado técnico, pero se dejaba el alma en cada partido y con su entrega conquistó al Bernabéu y se convirtió en referencia de la afición y del equipo.

“Benito, saca el hacha”, le pedía el Bernabéu. Y Benito la sacaba. Y contaba orgulloso como había sacado a algún jugador. El argentino “Milonguita” Heredia recordaba hace unos años en el diario “As” sus duelos con Benito. " Cómo pegaba, Dios mío. Benito se te metía detrás, te pisaba los talones y te sacaba las botas. Nos pegábamos mucho, pero nunca ninguno le decíamos nada al árbitro, nunca pedimos tarjetas para el otro. Nos sacudíamos, nos levantábamos y a jugar. Dentro de lo que nos pegamos, Benito era un señor", explicaba.

Así era Benito, que dejaba buen recuerdo a pesar de su dureza. Duro, pero noble. Él mismo recordaba alguna de sus frases míticas dentro del campo. Las suyas y las de los demás. Como aquella de Pirri, que le recomendaba cómo marcar a Bio, un delantero brasileño de fugaz paso por el Barcelona. “Dale al negro, que no se le notan los “moraos””, le decía. Con Pirri comparte el orgullo de ser los dos únicos futbolistas que han recibido la insigna más preciada del Real Madrid, la Laureda, que a Goyo le impusieron en 1979.

Benito tenía humor también para recordar las derrotas. En los años 70 y 80 llegaron las derrotas más duras del Real Madrid en Alemania, contra el Bayern, contra el Kaiserslautern o contra el Hamburgo, ante el que cayó goleado por 5-1. Dos de los goles los marcó Horst Hrubesch, un tanque que jugaba de delantero centro en el equipo hanseático y en la selección alemana. Un "9″ corpulento que arrasaba lo que encontraba a su paso. “¿Habéis cogido la matrícula al camión?”, preguntaba Benito al levantarse del suelo después de uno de los goles en los que Hrubesch había arrollado a la defensa madridista.

Benito era un atleta antes que un futbolista. Y no es una manera de hablar. Cuando el Real Madrid lo fichó con 16 años para sus categorías inferiores ya había sido campeón de España escolar de lanzamiento de jabalina. Después, jugó cedido en el Rayo, al que regresó muchos años después como miembro del cuerpo técnico de José Antonio Camacho, cuando ocupó el banquillo rayista.

Había nacido en la localidad toledana de Puente del Arzobispo, en 1946. Tenía 73 años y con el Real Madrid jugó entre 1969 y 1982, cuando se retiró después de jugar 420 partidos oficiales y ganar once títulos, seis Ligas y cinco Copas. Sólo marcó tres goles en su carrera y fue 22 veces internacional, aunque nunca llegó a disputar la fase final de un gran torneo.

Para su partido homenaje, una costumbre en aquella época, tuvo que esperar dos años. Fue un amistoso contra el Tottenham cuando su bigote pisó por última vez el césped del Bernabéu. Una vez retirado, regentó un Pub, el Lancaster, cercano al Santiago Bernabéu, que se convirtió en lugar de encuentro del madridismo.

Formó parte de la primer candidatura de Florentino Pérez a la presidencia del Real Madrid y luchaba desde hace aproximadamente diez años contra una dura enfermedad agravada por el coronavirus, que ha terminado llevándoselo.