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¿Fue justo que Joao Félix empezara el partido de Champions contra el Leipzig en el banquillo?

El portugués entró en la segunda parte y cambió al Atlético, pero no fue suficiente

Joao Félix, el fichaje más caro en la historia del Atlético, empezó en el banquillo
Joao Félix, el fichaje más caro en la historia del Atlético, empezó en el banquilloLluis GeneAP

Reservó Simeone en el banquillo los 126 millones que costó Joao Félix el pasado verano. Es el fichaje más caro de la historia del club madrileño. El plan A del Cholo suele ser el de la consistencia, el del sudor, el de resistir, lo que se suele llamar solidez, pero sólo con el plan B encontró el equipo español la manera de quitarse de encima a un rival que estaba siendo mejor. El portugués, en la ciudad que lo vio crecer y brillar, miraba atento el encuentro, con su mascarilla, hasta que le tocó calentar y salir al campo. No esperó mucho el entrenador argentino para intentar cambiar un choque que estaba abocado a perder de seguir así... Y que terminó perdiendo de todas maneras. Se le ha criticado a Joao por su irregular temporada, en la que además ha tenido alguna lesión. Era un paso adelante y dos para atrás. Pero él es un chico tranquilo y con calma pese a su edad. Ni el dinero que pagaron por él supone una mochila extra. Ni la Champions ni el partido sin retorno que suponían los cuartos: ganar era lo único, como dijo Simeone. Perder era marcharse para casa.

El portugués encontró la zona en la que hacer daño en la media punta. Lograba recibir y girarse, la línea de presión del dinámico Leipzig quedaba partida, y a partir de ahí, peligro. La primera vez que se dio la vuelta, la acción acabó en el posible penalti a Lodi que no fue. Es más, el brasileño se tiró, vio amarilla y lo aceptó con esa cara de «me han pillado». La segunda vez terminó en el suelo. Otra falta. La enésima del Leipzig, que presiona con todo y a veces se pasa de frenada. En la primera parte hasta Simeone las contaba y se lo decía al árbitro con las manos. Señalaba que iban ocho, nueve...

Un caño en el área fue su siguiente participación y después, el penalti, que esta vez sí fue: pared con Diego Costa, se llevó la pelota y puso el cuerpo delante para que Klostermann se lo llevara por delante. Tuvo que arriesgar el defensa porque Joao se quedaba solo ante el portero. El «10» es el jugador más joven de los rojiblancos, pero dijo que la pena máxima era para él. Nadie le dijo que no, claro. La tiró con dureza y colocación.

Había cambiado el partido, pero si Joao demostró personalidad, también lo hizo el Leipzig, que supo encajar el golpe y marcar el 2-1. No se sabe qué hubiera pasado con Joao Félix de titular. Eso queda la ficción y para la reflexión de Simeone. Quizá desde el inicio, con el rival más fresco, no hubiera podido brillar. Tal vez el duelo hubiera sido distinto. Eso ya nunca se sabrá.