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Naomi Osaka, la voz del Black Lives Matter en el circuito femenino

La ganadora del Open USA es una de las portavoces oficiosas del movimiento contra el racismo en el circuito femenino

Tennis: US OPEN
Naomi Osaka celebra su victoria en la final del Abierto de Estados UnidosRobert DeutschReuters

Desde 2010, once jugadoras se han alternado en el número uno del mundo en el tenis femenino. Ninguna salvo Serena Williams ha sido capaz de alcanzar un año seguido al frente de la WTA. En ese selecto grupo se encuentra la japonesa Naomi Osaka, la campeona del Abierto de Estados Unidos. La nipona de 22 años derrotó en la final a la bielorrusa Victoria Azarenka, otra de las componentes de esa lista. Lo hizo por 1-6, 6-3 y 6-3 en una hora y 53 minutos. Es su tercera victoria en otras tantas finales de un Grand Slam. Sólo otras cuatro jugadoras en la historia han hecho pleno en sus tres primeras finales de un Grande. Ganó el Open USA hace dos años, el Abierto de Australia en 2019 y ayer volvió a reinar en Nueva York.

El triunfo de Osaka va mucho más allá de lo que sucedió en la desierta pista de la Arthur Ashe. En cada partido ha aparecido con una mascarilla en la que se podía leer el nombre de alguna de las víctimas de los incidentes racistas que en las últimas semanas se han vivido en Estados Unidos. Ha sido la portavoz del movimiento Black Lives Matter –«Las vidas negras importan»– en el circuito femenino. El cargo lo asumió en el torneo anterior al Open USA, el Premier 5 de Cincinnati que también se disputó en Nueva York. Decidió seguir el ejemplo de los jugadores de la NBA y anunció que renunciaba a jugar las semifinales. El torneo respondió con un parón general de 24 horas apoyando la medida que impulsó la raqueta japonesa. «Sentí que necesitaba levantar la voz y que hice lo que tenía que hacer. Esta generación de tenistas no tenemos miedo a las consecuencias», declaró. Luego jugó la semifinal, la ganó, pero no pudo disputar el partido definitivo, precisamente ante Azarenka, por problemas físicos.

De madre japonesa y padre haitiano, Osaka optó por renunciar a la nacionalidad estadounidense en favor del país asiático, pero su apoyo a la lucha contra el racismo y la victoria en el Open USA la han convertido en una heroína en Estados Unidos. Ex número uno del mundo durante 25 semanas en 2019, la victoria en Nueva York la ha convertido de nuevo en candidata a un trono huérfano. En lo que sí es ya la número uno es en ganancias desde 2019. Ninguna deportista femenina en el mundo ha ganado lo que ella en los últimos 20 meses. Acumula más de 40 millones de dólares, una cifra que a su edad no alcanzaban estrellas de la talla de Serena Williams o Maria Sharapova. Osaka, además de jugar muy bien al tenis, es una máquina de hacer dinero. Su lista de patrocinadores es mareante: Nike, MasterCard, Procter & Gamble, All Nippon Airways, Nissan Motor, Shiseido, BodyArmor, Yonex...

Su tenis la ha convertido en la «tercera hermana Williams». Saques a más de 200 kilómetros por hora, potencia, control, golpes planos y profundos... El parón ha servido para que la etapa con su nuevo entrenador, que comenzó en diciembre, dé resultados inmediatos. Win Fissette es un belga que lleva once años como técnico y en su currículum aparecen nombres como Clijsters, Halep, Azarenka, Kerber... Él ha rescatado la mejor versión de Osaka y la define así: «Está centrada al cien por cien en el tenis. Es una persona con dos lados: uno más caribeño y otro más japonés. Es muy relajada, no se estresa y cuando llega a la pista es muy perfeccionista». Y da algunas claves de la nueva Osaka: «Hemos aprovechado los tres meses de parón para hacer una pretemporada especial y construir sobre su servicio el resto de golpes. Su primer saque siempre ha sido muy bueno así que nuestro enfoque estaba más en trabajar el segundo y el golpe posterior. Y el resultado ha sido muy bueno». Naomi ha decidido renunciar a Roma para darse una tregua en busca del asalto a Roland Garros.