WNBA
El otro asalto del Capitolio
Una franquicia de la NBA femenina, las Atlanta Dream, fue decisiva en la elección del senador demócrata por Georgia que derivó en los incidentes del 6 de enero
Una de las raíces del asalto al Capitolio del 6 de enero está en la WNBA y en la franquicia de las Atlanta Dream. La franquicia surgió en la capital del estado de Georgia en 2008. Desde entonces se ha proclamado tres veces campeona de la Conferencia Este y otras tantas finalista (2010, 2011 y 2013), pero en ninguna de las tres ocasiones ha sido capaz de ganar el título. Las dos últimas finales las disputó con la senadora republicana Kelly Loeffler siendo ya una de sus copropietarias.
Loeffler se ha convertido en los últimos meses en unas de las directivas más polémicas de la WNBA y sus jugadoras no lo han pasado por alto. La plantilla de las Dream se posicionó abiertamente en contra de una de sus jefas a principios de agosto. La mayoría compareció en el pabellón con una camiseta en la que se leía “Vote Warnock”. El tal Warnock es el reverendo Raphael Warnock, el rival de Loeffler en las elecciones al Senado por Georgia. Las camisetas de apoyo al candidato demócrata se convirtieron en habituales en las ruedas de calentamiento del equipo. Loeffler no se echó atrás. Crítica habitual del Black Lives Matter, cargó abiertamente contra la Liga. “La Liga está más preocupada por la política que por el baloncesto... No necesitamos política en el mundo del deporte”, fueron algunas de las frases de su carta a la Comisionada de la Liga, Cathy Engelbert. Para añadir más polémica apareció en unas imágenes junto a un líder supremacista blanco y ex líder del Ku Klux Klan.
El apoyo de las jugadoras provocó que la marcha de la campaña diera un vuelco en territorio tradicionalmente republicano. Según The Washington Post, la imagen de las Atlanta Dream conllevó un aumento de un 20 por ciento en las donaciones a Warnock. Luego llegó el apoyo de Barack Obama y lo que iba a ser una victoria sencilla de Loeffler se convirtió en una segunda vuelta y en un papel determinante a nivel nacional. Los comicios decisivos se saldaron con un 51 por ciento de votos para el reverendo (2.281.671 votos) y un 49 para Loeffler (2.192.776). Warnock se convirtió en el undécimo senador afroamericano de la historia, los demócratas se hicieron con el control del Senado y luego llegó el asalto al Capitolio del pasado día 6.
La importancia del gesto de las jugadoras en apoyo a Warnock y contra su jefa ha provocado que el mismísimo LeBron James haya entrado en escena. La estrella de los Lakers ha ejercido en los últimos meses una especie de portavocía del Black Lives Matter dentro de la Liga. Su último mensaje incluye una especie de oferta para hacerse con la propiedad de la franquicia y que Loeffler deje de formar parte de la Liga. “Creo que debemos formar un grupo de propietarios para las Dream. ¿Quién se une?”, ha tuiteado el número 23.
La campaña de “Vote Warnock” es el último capítulo de militancia contra la violencia racial de la NBA femenina. Desde el verano de 2016 los gestos de apoyo al movimiento Black Lives Matter han sido habituales. Esa temporada varias jugadoras ya escucharon el himno de Estados Unidos arrodilladas solidarizándose con los miembros de la NFL. En la pasada edición los gestos se han multiplicado. Hubo más de una docena de jugadoras que renunciaron a disputar la temporada después de la muerte de George Floyd. Las protestas provocaron que el sindicato de jugadoras (WNBAP) decidiera que cada semana de competición estuviera dedicada a una víctima de la violencia racial y policial. Una de las imágenes más potentes de 2020 fue la de varias jugadoras llevando unas camisetas en las que se veía el nombre de Jakob Blake por delante y la simulación de los siete tiros que recibió por la espalda el ciudadano afroamericano de 29 años.
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