Bádminton

Carolina Marín comienza 2021 a lo grande: campeona del Abierto de Tailandia

La española superó en la final a la número uno del mundo, Tai Tzu Ying, por 21-9 y 21-16. Se lo dedicó a su padre, que falleció el año pasado

Carolina Marín celebra un punto ganado en la final del Abierto de Tailandia ante Tai Tzu Ying
Carolina Marín celebra un punto ganado en la final del Abierto de Tailandia ante Tai Tzu YingBADMINTON ASSOCIATION OF THAILANEFE

El año 2020 no será recordado por Carolina Marín como el mejor de su vida. Podía haber sido importante, era año olímpico, pero llegó la pandemia y se llevó por delante los Juegos. Las malas noticias se convirtieron en peores: su padre, que había sufrido un accidente meses atrás, falleció en verano. Lo pasó mal la onubense, que además apenas pudo jugar torneos en el tramo final de la temporada, porque el Covid-19 lo limitaba (y lo sigue limitando) todo. Carolina, eso sí, presentó el reportaje que protagoniza en el que se muestra cómo se recuperó de su lesión de rotura de ligamento cruzado. Y también presentó su biografía. En ambas dejó clara una cosa: “Quiero ser la mejor jugadora de bádminton de la historia”, como reconoce también en la entrevista que se puede leer pulsando aquí. Y para lograrlo pasa por 2021, por revalidar el oro olímpico en Tokio, cuyos Juegos se han retrasado a este verano, aunque sigan pendientes del coronavirus. Pero es que además en septiembre hay Mundial y es en casa: se celebra en Huelva. Huele a año grande y el comienzo no ha podido ser mejor, con la victoria en el Abierto de Tailandia, un torneo de la máxima categoría en bádminton, Super 1.000.

Y delante no tenía a una rival cualquiera. Era la taiwanesa Tai Tzu Ying, la número uno del mundo, a la que superó con cierta comodidad, 21-9 y 21-16. No se vio a la jugadora asiática habitual, llevándose constantemente la mano a la tripa, como si tuviera algún problema estomacal, pero eso no quita mérito a la española, que tenía como estrategia la paciencia. Se le acumularon los errores no forzados a Tai Tzu Ying, que siempre fue a remolque en el partido. Cuando amagó con remontar en el segundo set, Carolina dio un paso adelante en agresividad y con un remate a la zona de revés de la taiwanesa, a la que casi “dobló” la raqueta, llegó al éxito. Se lanzó al suelo, lloró incluso, pensando en su padre, porque es el primer éxito después de su fallecimiento. Se demostró que está preparada para el reto de 2021. La frase “puedo porque pienso que puedo” se ha convertido en su lema. Pero ella, además de la fortaleza mental que refleja en ese lema, puede porque es muy buena y porque se lo ha trabajado.