Fútbol

Grupo F

Euro 2020: Portugal-Francia (2-2), un empate de nivel

Un exigente partido muestra la fortaleza de las dos campeonas y también sus debilidades. Benzema y Cristiano, de penalti, hicieron los goles

Cristiano Ronaldo y Benzema se abrazan en el Portugal-Francia de la Euro 2020
Cristiano Ronaldo y Benzema se abrazan en el Portugal-Francia de la Euro 2020Franck FifeAP

Ha sido una locura del grupo de la muerte de la Eurocopa, que ha respondido a su nombre, con muertes y resurrecciones y más emoción que buen fútbol. Portugal, por ejemplo, parecía un equipo para el arrastre tras su dura derrota contra Alemania, pero llegó al partido contra Francia y mostró, en la primera parte, su versión campeona de Europa, pero después estuvo eliminada un rato y acabó agotada, casi suspirando a Francia que firmasen la paz, que ya estaba todo hecho. Francia ya estaba clasificada cuando empezó el choque y fue tomando aire según pasaban los minutos. Tiene dos virtudes el equipo de Deschamps: es imposible echarla de los partidos, porque se agarra a ellos con firmera y físicamente es superior a casi todos. Porque sus jugadores son muy fuertes y porque los cambios no disminuyen al equipo. Aunque se quede sin lateral izquierdo a los cinco minutos de la segunda parte después de quitar a Lucas para sacar a Digne y que se lesione Digne. Jugó allí, en la banda, Rabiot y n o se notó.

Contra el físico de Francia, Portugal puso el de Renato Sánchez, incansable, que dominó la primera parte y disminuyó a un rival que va sin prisas y que casi siempre parece un punto por debajo. Deschamps retoca cosas, sin cambiar lo principal, a ver si da con la tecla. Y da, pero no da lo suficiente. Francia ha sido la que más cómoda ha pasado a la siguiente fase, pues antes del choque contra Portugal ya estaba clasificado y sigue adelante sin resolver las dudas, lo que no significa que no siga siendo una de las favoritas. No juega mucho, hace muy pocas ocasiones, Mbappé no tiene puntería y sin embargo vencerla es imposible. Parece que no está haciendo nada y te hace dos goles. Y cuando te domina de verdad, da miedo.

Aunque quien le dio vida en el choque decisivo de Hungría fue el árbitro español Mateu Lahoz, que concedió a la campeona del mundo un penalti en el último minuto de la primera parte muy extraño para esta Eurocopa. Los arbitrajes están siendo tolerantes en esos empujones en el áreas y si Mateu presume de algo es de tener manga ancha para esas jugadas. De ahí viene su fama, de dejar jugar y no de señalar nada en esa caída de Mbappé en una carrera con Semedo. No parece ser nada y menos en esta competición. Pero Mateu lo pitó. Fue tan contundente como en la pena máxima que había señalado antes a Portugal, sólo que en esa todo fue más claro: Lloris salió con el puño al aire, pero llegó tarde y sólo rozó la pelota para luego arrasar la cabeza de Danilo. Mateu lo vio claro porque era claro. Después vio claro el de Mbappé, pero este no lo era. Tampoco dudó en la mano de después.

Esa jugada de Mbappé dio vida a Francia y puso a Benzema en el mapa de la Eurocopa. Le despertó: nada más comenzar la segunda parte, le lanzó un desmarque a Pogba y éste le puso el balón para el segundo.

Hasta este partido el madridista había pasado por los partidos sin dejar ni una señal, mientras Deschamps le daba vueltas al equipo para intentar conectar a los tres de arriba. En Francia hablaban de dos parejas: Mbappe y Karim y Kylian y Griezmann, pero sin conexión entre el madridista y el jugador del Barcelona. Por eso quiso centrarle, para que dos de los futbolistas más talentosos de su equipo se unieran en provecho del bien común. Según avanzaba el partido, parecía funcionar mejor. Pero el peligro de verdad de Francia llegó con los pases verticales de Pogba, mediocentro. Desde su campo, dio uno sensacional pase a Mbappé en la primera parte, pero no acertó y luego hizo en el tanto de Karim. En Francia están preocupados por la puntería de Kylian. Aunque es el jugador que da más profundidad y salida a una selección que prefiere la solidez a la suavidad, luego le falta, al menos por ahora en la competición, acertar en la portería rival.

Con el tanto de Benzema, Portugal parecía noqueada. Pero si algo tiene el campeón de Europa es carácter para aguantar en las peores situaciones. Sabía que le iba a llegar su ocasión y fue otro penalti por una mano del sevillista Koundé. Tampoco dudó Mateu. Fue una batalla hermosa de dos tipos duros. Y empataron.