Historias del balón
De futbolista a terrorista: así cruzaron la línea roja
Dejaron de lado sus prometedoras carreras para captar yihadistas o incluso admitir, como Nizar Trabelsi, su vinculación con los planes del atentado del 11-S
El terrorismo, especialmente el islamista, es una de la principales amenazas para Occidente. Un informe publicado en 2017 revelaba que el Estado Islámico (EI) contaba con entre 35.000 y 40.000 combatientes, 5.000 de los cuales eran de de origen extranjeros. La captación de jóvenes para la “Yihad” se ha convertido en los últimos 20 años en un lacra de la que tampoco ha escapado el deporte y, en especial, el fútbol.
En los reciente Juegos Olímpicos de Tokio, Eavad Foroughi, deportista iraní ganador del oro olímpico en la prueba de pistola de aire comprimido 10 metros, vio como se solicitaba la retirada de su medalla tras haber sido acusado de pertenecer a una “organización terrorista”. En la primera jornada de competición en estos Juegos de Tokio, Irán subió al podio gracias a Foroughi, que con 244 puntos, y sus 41 años, estableció un récord olímpico en su modalidad.
Tras la celebración, llegó una petición del grupo United for Navid, que lucha por la defensa de los derechos en Irán y que solicitó al Comité Olímpico Internacional (COI) se le retire la medalla a Foroughi por considerar que es miembro de la Guardia Revolucionaria Islámica, una organización que Estados Unidos relaciona con el terrorismo. La agrupación resaltó que si el COI, que no se ha pronunciado no lo despoja de su medalla, sería “cómplice de promover el terrorismo”.
Alistados en las filas del ISIS
Otro caso que conmocionó al deporte fue el de Chamsulvara Chamsulvarayev, muerto en 2016 en Mosul a consecuencia de un bombardeo de las fuerzas occidentales. El azerbayano, que se dedicaba a reclutar niñas suicidas para Estado Islámico, fue campeón de Europa de lucha libre, deporte que dejó para alistarse en las filas del ISIS en 2014.
Su muerte se unió a la de otro deportista que también se alistó en las filas del ISIS. El boxeador de Kosovo Valdet Gashi, tiroteado en julio de 2015 cuando patrullaba la frontera entre Siria y Turquía.
Del balón al terror
Pero, los casos más llamativos o numerosos se han producido en el fútbol. Estos son algunos ejemplos de jugadores que cambiaron el balón por la barbarie:
Nizar Trabesli: de la bundesliga a Afganistán
El deporte rey nos deja historias impresionantes dentro y fuera de la cancha y una de ellas, es la de Nizar Trabelsi, futbolista tunecino que dejó las canchas para unirse a Al Qaeda y que fue condenado 10 años de prisión por ser cómplice del atentado a las Torres Gemelas en el ataque del 11 de Septiembre de 2001.
Nizar, futbolista nacido en Túnez, tuvo una carrera en la Bundesliga, cursando por los equipos de Fortuna Düsseldorf , Wuppertaler SV , 1. FC Wülfrath , SV 09/35 Wermelskirchen y VfR Neuss desde 1989 hasta 1994. Dejó el futbol con tan solo 25 años y en 1998 se unió a Al Qaeda, donde conoció y tuvo relación con Osama Bin Laden, a quien afirmó, veía como un padre.
Tras varias reuniones, Bin Laden finalmente dio el paso de activar a Trabelsi. Su primera misión fue participar en la destrucción de las estatuas de los Budas de Bamiyan, en marzo de 2001, por considerarlas idólatras el régimen taliban. Y ese día, Trabelsi accedió más allá de toda duda a llevar a cabo cualquier acción terrorista para Al Qaeda, aunque eso supusiera entregar su vida como mártir. En aquellos días, la idea de atentar en suelo de Estados Unidos era cada vez más escuchada en La Casa de la Paz.
La misión de Trabelsi le devolvió a Bélgica como parte de un comando compuesto por saudíes y yemeníes, cuyo objetivo era estrellar un camión cargado con 950 kilos de explosivos contra la base militar de Kleine-Brogel. La hora del desayuno, cuando la cantina estaba repleta de soldados, era el momento elegido. Pero el atentado nunca llegó a ponerse en marcha. El 13 de septiembre de 2001, dos días después del inesperado ataque contra las Torres Gemelas de Nueva York, Nazir Trabelsi fue detenido en una gran operación policial desarrollada en Bélgica. Una docena de personas vinculadas al 11-S cayeron en manos de la Policía belga.
Hatim Halawa
El jugador de la selección nacional marroquí de fútbol sala, se unió en 2015 a grupos vinculados con el terrorismo islamista. El futbolista, que militó en clubes de Kuwait y Catar y formó parte del combinado de su país durante el Mundial 2012 (Tailandia), se unió al Daesh , según confirmó su propia familia a la web canaltetouan.com.
Halawa residía en Tetuán (norte de Marruecos), un territorio particularmente fértil para el Estado Islámico (EI) porque de esa zona han salido una gran parte de los voluntarios del grupo terrorista asentado en Irak y Siria.
Nishal Selmi
El ex internacional tunecino falleció en 2014 en Siria combatiendo en las filas yihadistas del Estado Islámico. Con 22 años y un futuro prometedor por delante, había defendido al Etoile de Sahel, uno de los clubes más populares del país, pero decidió abandonar su carrera para unirse, junto a su hermano, al EI.
Burak Karan
En 2013 también perdía la vida este futbolista que en 2008 también había abandonado su sueño de ser una estrella del balompié para convertirse yihadista. En noviembre de 2013, moría en Siria abatido por las fuerzas de Al-Assad y el anuncio de su muerte sacudía Alemania. Hijo de emigrantes turcos, se había criado en Westfalia, una zona industrial al noroeste de Alemania, y había militado en varios filiales de equipos de la Bundesliga, como Bayer Lerverkusen, Hamburgo o Hannover 96. También defendió la camiseta de la selección germana en categorías inferiores, donde llegaba a ejercer como capitán y coincidió con futbolistas de la talla de Kedhira o Boateng.
Abu Trika
En 2017, Un tribunal penal de El Cairo incluyó al famoso ex futbolista egipcio Mohamed Abu Trika en la lista de terroristas del país, acusado de respaldar a los Hermanos Musulmanes, grupo declarado terrorista en 2013.
Internacional en 102 ocasiones y doble campeón de África (2006 y 2008), este centrocampista ofensivo fue comparado por su estilo de juego con el francés Zinedine Zidane y elegido Mejor Jugador de África en las competiciones por clubes, en 2008.
Unos meses antes, el ex jugador, había declarado públicamente su apoyo a los Hermanos Musulmanes.
Abu Trika, de 38 años, es un mito para el fútbol egipcio, destacó en el club Al Ahli, el más popular de Egipto, y también en la selección nacional. Se retiró de las canchas en 2013.
El terrorismo etarra y el fútbol
En España, también ha hecho correr ríos de tintas los supuestos vínculos de los algunos futbolistas con el entorno etarra, ya sea en labores de propaganda o por su pertenencia a grupos juveniles abertzales. Uno de los casos más sonados fue el de Iker Sarriegi Etxabe.
El ex futbolista fue detenido en 2010 en el marco de una operación antiterrorista. En 1997 debutó en Primera División con la Real Sociedad, club donde permaneció hasta 2003, cuando abandonó el fútbol por una lesión de rodilla. El 1 de marzo de 2001 la Guardia Civil registró dos pisos vinculados con Sarriegi por su presunta relación con el ‘complejo Donosti’ de ETA, aunque no fue detenido. A finales de 2008 firmó con otros muchos deportistas y exdeportistas vascos un escrito exigiendo el uso de la denominación “Euskal Herria” para la selección vasca de fútbol.
También actuó varias veces, en su condición de abogado, como defensor de presos de ETA en la Audiencia Nacional. Fue arrestado en Hernani (Guipúzcoa).
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