El Atlético se desploma

Marcó Kubo y se escucharon los pitos en el Metropolitano. El Atlético se ha convertido en un equipo frágil y dejó marchar una victoria que parecía suya y terminó siendo del Mallorca. Como tantas veces le ha sucedido, se esforzó por llegar al área contraria hasta que encontró el gol. Después pagó su exceso de prudencia. Simeone quitó a Cunha, el autor del tanto, y metió a Vrsaljko, un lateral derecho.

El mensaje que llegaba desde el banquillo a los jugadores rojiblancos es que había que protegerse. El Atlético se echó atrás, el Mallorca se vino arriba y Russo igualó el partido en un remate de cabeza a la salida de una falta. El Atlético volvía a fallar en un terreno que hace años dominaba, la pelota parada, y el recurrente «échale huevos» volvía a escucharse desde la grada.

No se imaginaban entonces los aficionados rojiblancos que toda situación es susceptible de empeorar y Kubo se encargó de recordárselo. Resolvió con absoluta tranquilidad un mano a mano contra Oblak y dio la vuelta al marcador de un partido que, en realidad, nunca había pertenecido al Atlético.

Matheus Cunha le había hecho vivir esa ilusión de que el encuentro era suyo. Aprovechó la oportunidad que le dio Simeone desde el comienzo para marcar. Desde el suelo, resolvió una jugada que amenazaba ya con perderse después de su primer error en el remate. Con el portero vencido y la pelota suelta, enganchó un remate que Russo intentó sacar cuando ya estaba dentro. No hizo falta ni esperar a la decisión del VAR para saber que la pelota había entrado.

Luis Suárez había comenzado el partido en el banquillo. El uruguayo tiene muchos años y muchas limitaciones físicas que aconsejan darle un descanso de vez en cuando. Y el partido del Mallorca no parecía mal momento para ponerlo a mirar cómo lo hacen sus compañeros. Un partido en casa ante un rival aparentemente inferior y el Oporto asomando por la puerta para definir el martes la clasificación para la siguiente ronda de la Liga de Campeones.

Pero al Atlético le cuesta encontrar el camino hacia la portería cuando está el uruguayo y mucho más cuando no está. Aunque la remontada del Mallorca coincidió con la presencia de Suárez en el campo.

No era culpa suya. Al Atlético le cuesta también mandar en los partidos y el Mallorca se aprovechó especialmente en el último tramo de la primera mitad, coincidiendo con los mejores minutos de Kang In Lee.

Avisó el coreano en dos ocasiones, con un disparo que salió rozando el poste y con otro que obligó a intervenir a Oblak. En otra, sus regates imposibles fueron el prólogo de un remate de Abdón que pedía gol. Después el mismo Kang fue el que puso la pelota en la cabeza de Russo para que consiguiera el empate. El resto lo hizo Kubo, aunque Oblak intentara corregir subiendo a rematar el último balón. Para nada.

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