Entrevista
Marc Tur: “Me insultaron, nos soltamos la mano y salimos huyendo”
Fue cuarto en los Juegos de Tokio en 50 km marcha y unos días después habló abiertamente de su homosexualidad. En su deporte no ha tenido episodios homófobos; en su vida, sí
Marc Tur (Ibiza, 27 años) dejó una de las imágenes del deporte español en los Juegos de Tokio. Estaba en la pelea por las medallas, tocaba el bronce en los 50 kilómetros marcha, pero se le escapó de forma cruel en los últimos 500 metros porque se quedó, literalmente, sin energía. Acabó cuarto. Fue un agosto intenso para Marc. Unos días después de la cita olímpica, escribió en sus redes sociales: “Soy abiertamente gay”. “Era un mensaje para recordar todo lo que se ha conseguido a lo largo de estos años, pero también todo lo que falta”, explica para este periódico después de un acto contra la LGTIfobia en el deporte celebrado en el CSD.
En su mensaje también habla de que en su día tenía «sentimientos negativos». ¿Cómo eran?
En ese mensaje ponía alguna de las situaciones que me había encontrado yo y en las que se podía encontrar prácticamente cualquier persona dentro del colectivo: desde agresiones, bullying o que te insulten por la calle, como me pasó a mí por ir cogido de mano.
¿Qué le sucedió?
Sentí miedo. Sobre todo quizá la primera vez, porque a mí me ocurrió en Madrid, en pleno centro. Iba tranquilo porque notaba que Madrid era un sitio seguro, se ven muchas parejas de homosexuales y nadie dice nada, yo venía de Ibiza y allí nunca me había cogido de la mano con un chico. En Madrid me sentía libre para hacerlo y, claro, cuando te insultan por primera vez, me entró miedo, me solté la mano y casi que miré para otro lado y empezamos a andar rápido, un poco huyendo de la situación, en vez de denunciarlo o manifestarlo, que es lo que hay que hacer. Esto no ocurre día tras día, ni mucho menos, pero ocurre. Conozco gente que ha vivido cosas mucho peores.
¿De pequeño lo pasó mal?
En la adolescencia sí tuve casos de agresión verbal homófoba, de llamarme “maricón” o todos sus sinónimos porque iba con las chicas o tenía quizá un comportamiento más femenino, y yo en ese momento ni había salido del armario... También la adolescencia es una época muy mala, pero en mi caso hizo que me creara muchas inseguridades, que tardara más en aceptar quién era. En esta parte falta educación, incluso hay casos extremos de adolescentes con cuadros de ansiedad, de depresión e incluso alguno ha llegado al suicidio por este tema y no puede ser que esto siga ocurriendo en 2022.
¿En el deporte ha notado discriminación?
Directamente hacia mí, en todos los años en los que llevo haciendo atletismo, he tenido la suerte de no palparlo. Yo dije que era gay cuando llegué a Madrid, cuando me sentí cien por cien seguro, porque contra mí no había habido ningún tipo de ataque homófobo, pero tampoco lo decía abiertamente porque sí veía que había comentarios y agresiones verbales hacia otros compañeros. Lo que sí me han llegado en los últimos años son casos de compañeros deportistas, algunos han salido en los medios. Hasta que no haya ninguno hay que seguir trabajando, por mucho que disminuyan.
Es más complejo lo que sucede con las personas trans. ¿Qué le parece?
Es un tema muy controvertido. Tenemos que seguir trabajándolo para llegar a un equilibrio entre ambas partes. Yo donde creo que se debería actuar más es en el deporte base, en el escolar, porque hay chicos y chicas trans que creo que son los que más sufren, dentro del colectivo nos hemos olvidado un poco de los trans. El deporte sirve para unir, para aprender los valores del olimpismo.
Hablando de Juegos... ¿Ha visto repetidos los 50 kilómetros olímpicos?
Me costó mucho, creo que fue como un mes y medio después de volver de Sapporo. No me atrevía a afrontar aquellos últimos metros agónicos en los que no sabía si llegaría incluso a cruzar la meta, porque yo me encontraba en una situación de deshidratación extrema y estaba prácticamente desorientado, viendo borroso... Lo pasé francamente mal, y lo pasé incluso peor cuando me adelantaron y vi que no tenía otra marcha para cambiar. Con el paso del tiempo le he ido dando el valor que se merece, nadie contaba conmigo para las medallas y allí estuve luchándolo, me he demostrado que puedo. Ahora me sirve de motivación.
¿Qué se siente llevando el cuerpo tan al límite?
Nunca había experimentado esa sensación de no poder más. Era incapaz de aumentar el ritmo por más que quisiera, pero ya no sólo eso, es que estaba viendo doble, borroso, incluso en el vídeo se ve que no voy recto, no muy exagerado pero voy haciendo eses. En ese momento me entró miedo de no poder cruzar la meta porque veía que me podía desmayar en cualquier momento y casi que se me olvidó que iba en posición de medalla. Me entró pánico que esos 49 kilómetros no hubieran servido para nada. Lo pasé mal, muy mal. De hecho, al cruzar la meta no era capaz ni de sostenerme en pie, se ve en el vídeo cómo intento agarrarme a algo que no existe, mi recuerdo es de sujetarme a una valla, pero luego vi que no me agarraba a nada. Esa sensación no se la deseo a nadie. El deporte de alto nivel a veces te lleva a esas situaciones.
¿Le gusta el cambio de los 50 kilómetros por los 35? [la de Tokio fue la última carrera en la distancia larga]
Todavía no he competido, pero creo que sí. Estamos entrenando bastante bien, creo que mi entrenador ha sabido encontrar el camino correcto estos meses. Ahora tenemos el campeonato del mundo por equipos (4 y 5 de marzo en Omán). Creo que lo puedo hacer bien, tengo ganas de verme en la distancia. Esto es un proceso. Al principio quizá se me hace más raro o más difícil, pero creo que puedo hacer un buen papel.
¿Cambian mucho los ritmos?
En 50 de media podía ir a 4:30 y en el 35, debería ir a 4:12. El cambio es brutal. Todo esto en condiciones ideales, luego están factores como el calor, la humedad... Los 35 kilómetros se asemejan más a los 20 que a los 50. Eso hace que también especialistas en 20 se puedan pasar al 35. Viendo el lado positivo, es que va a haber más competitividad.
Todo es nuevo. ¿Han tenido que cambiar los entrenamientos?
Durante estos años ya sabíamos que se iba a cambiar la distancia y hemos ido investigando qué era lo que debíamos hacer o cambiar. De lo que hagamos ahora a lo que hagamos dentro de dos años será distintos, iremos haciendo ajustes. Al ser nuevo siempre se puede mejorar y eso también es la parte bonita, es una nueva aventura, una nueva etapa. En los 50 tengo la cuarta plaza olímpica, a ver si consigo medalla en 35.
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