Real Madrid Baloncesto
82-89. La actitud lo es todo
El Real Madrid se transforma para igualar la eliminatoria. Carroll y Reyes soltaron al equipo, que mostró una consistencia encomiable
El Real Madrid se transforma para igualar la eliminatoria. Carroll y Reyes soltaron al equipo, que mostró una consistencia encomiable.
Carroll, 35 años, Reyes, 38, y un cambio de actitud del equipo en pleno permitieron al Madrid igualar la eliminatoria de cuartos ante el Panathiniakos. La serie se traslada la próxima semana a Madrid donde el equipo de Laso tendrá la oportunidad de sentenciar el pase a la Final Four. Los dos jugadores más veteranos de la plantilla fueron los «encargados» de liderar al Madrid que más se pareció al que todos conocemos. En el tercer cuarto, el equipo fue capaz de deshacerse de todas las ataduras que había tenido hasta entonces. Su impulso sirvió para que el resto del equipo se quitara las cadenas y se comportara como lo que exigió Laso en las vísperas. «Tenemos que ser el Madrid», reclamó el técnico y después del descanso su equipo lo fue y ganó en Atenas.
El toque de atención sirvió para que la mentalidad y la intensidad fueron muy distintas a las del primer día. Y no es que el Madrid hiciera cosas extraordinarias. Nada del otro mundo, pero hubo actitud, ganas de competir y orgullo después del topetazo del martes. ¡Qué menos! De ahí la intensidad defensiva desde el salto inicial. De ahí la respuesta al desafío físico del Panathinaikos. De ahí los bloqueos de Ayón, las penetraciones de Doncic, la actividad que mostraron todos los jugadores que intervinieron. Pero hacía falta algo más y al Madrid le costó encontrarlo. Por eso las primeras ventajas de los griegos (15-7). Si desaparecieron pronto fue porque el Madrid, sin brillantez, no bajó los brazos. En el segundo cuarto fue capaz de mandar por primera vez en toda la serie. Cuando Calathes no tenía el control y el Madrid peleaba cada canasta y no desesperaba. Los de Laso lanzaron 20 tiros libres en los dos primeros cuartos y si llegaron al descanso por detrás fue porque hubo agujeros con los que no contaban. Alguna falta innecesaria, el dominio interior de Payne. Con todo, las constantes vitales no eran malas. El Madrid dominaba el rebote con autoridad y los dos verdugos en el arranque de la eliminatoria, Calathes y James, estaban maniatados, pero hacía falta más...
El Madrid fue capaz de encadenar dos ataques fluidos por primera vez en toda la serie en el comienzo del tercer cuarto. Fue un grito de liberación. No importó que a Doncic le señalaran la tercera falta, Carroll y Reyes silenciaron el OAKA con una exhibición de aúpa. Entre ambos sumaron 16 puntos con cuatro triples incluidos y el Madrid por primera vez sintió que conducía por una línea recta con varios carriles. El Panathinaikos no capturó su primer rebote ofensivo hasta el minuto 26 y entre el escolta y el pívot anotaron 24 de los 32 puntos del Madrid en su cuarto más productivo. Los seis triples anotados revelan la soltura con la que se movieron.
Había que comprobar si el Madrid tenía personalidad suficiente para soportar el previsible arreón de los griegos. Lo hubo, pero el equipo se sostuvo porque nadie perdió el sitio. Y aquí es donde Doncic fue importante por primera vez. Asumió las dificultades para anotar y decidió aportar defendiendo mucho, pasando el balón con criterio y ayudando en el rebote. Esa solidez fue el colchón en el que se asentó el resto del quinteto para establecer unas diferencias cortas, pero que supieron gestionar con inteligencia hasta el final.
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