Fórmula Uno

Alonso, su Aston Martin y las dudas que genera en Mercedes

Si el coche de la escudería alemana no está para ganar este curso, sus mejoras podrían recaer en el AMR23 del piloto español

Fernando Alonso, en los libres del Gran Premio de Arabia Saudí
Fernando Alonso, en los libres del Gran Premio de Arabia SaudíEuropa Press

En la F-1 hay tantos intereses económicos que, en muchas ocasiones, dos más dos no siempre son cuatro. Es difícil de comprender, pero se concitan distintas «culturas» que tienen formas diferentes de ver las cosas. El arranque de la temporada 2023 tiene a Fernando Alonso como protagonista junto a su equipo, Aston Martin, y eso ha desconcertado a rivales como Red Bull y Ferrari.

Sólo se ha disputado un Gran Premio y, salvo sorpresa, hay dos equipos que están señalados por su pobre inicio de año: Ferrari y Mercedes. Ambas compañías también suministran motores (y algo más) a algunos clientes como Alfa Romeo y Haas, en el caso de los italianos, y Aston Martin o McLaren en el caso de Mercedes. Los de Maranello no están tan mal, pero en el equipo alemán atraviesan una gran crisis porque están convencidos del mal funcionamiento del monoplaza. Se rumorea que, internamente, ya saben que el concepto de diseño ha vuelto a fallar y que si quieren ganar tendrán que hacerlo con otros. Es decir, con Aston Martin. En la escudería alemana no piensan en la idea de que otra escudería les supere. Simplemente quieren ganar.

Es por eso que, desde Alemania, están sopesando la posibilidad de dar a la estructura inglesa todas las evoluciones posibles para contar con la mejor unidad de potencia y así vencer a rivales como Honda, la propia Ferrari y Renault. Lo tienen claro. Su objetivo es ganar. Que uno de sus motores lleve el número uno, a costa del ridículo de perder ante un equipo considerado «B».

No es así en otros lugares como Ferrari. La marca italiana suministra motores y algunos elementos mecánicos a Alfa Romeo o Haas, pero si estas escuderías estuvieran por delante, los de Maranello no harían nada para que pudieran luchar. Se limitarían a cumplir el acuerdo de suministro. Para ellos sólo Ferrari, la casa madre, puede vencer. En 1999, cuando Michael Schumacher sufrió un accidente que le impidió disputar buena parte de la segunda mitad del curso, en el seno de Ferrari no querían que un segundón como Eddie Irvine ganara el título después de 20 años de sequía y traer a «Schumi» a golpe de talonario. El alemán volvió en las últimas carreras y ni Ferrari ni él quisieron ayudar al irlandés. Al final ganó Hakkinen con McLaren.

En el caso de Mercedes es lo contrario. Si se confirma que su propio equipo ha fallado de nuevo con el concepto del monoplaza y no pueden luchar por el título, todo su potencial irá a Aston Martin. Por lo general, los motores que ofrecen las marcas a sus clientes «B» no tienen las últimas especificaciones y no corren lo mismo. En el caso de Mercedes y Alonso no hay que olvidar que el asturiano fue clave en la sanción que sufrieron los alemanes en 2007 por el caso de espionaje a Ferrari. La multa fue de 100 millones de dólares que pagaron entre McLaren y Mercedes, ya que en aquella época la compañía alemana era mucho más que un suministrador de motores. Pagaron la mitad, 50 millones, que escocieron mucho en Sttugart. Ahora todo eso parece olvidado y, las vueltas que da la F-1, Alonso vuelve a estar en la cima y metido en el círculo de influencia austro-alemán que forman en la Fórmula Uno Toto Wolff, Red Bull, Helmut Marko y Lawrence Stroll.

En el arranque del Gran Premio de Arabia Saudí, Fernando confirmó las buenas sensaciones del estreno en Baréin. En el primer libre fue tercero por detrás de los dos Red Bull, mientras que en la segunda sesión se metió entre Verstappen (1) y Pérez (3).