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Amaya Valdemoro: «Ahora como guarrerías, sobre todo bollería industrial»

Amaya Valdemoro: «Ahora como guarrerías, sobre todo bollería industrial»
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Mañana anunciará su retirada la mejor jugadora española de basket de la historia

Amaya Valdemoro (18-8-1976, Alcobendas) transmite ilusión y se agradece seis meses después de proclamarse campeona de Europa y decidir que la carrera más brillante del baloncesto español había llegado a su fin.

–¿Tiene mono de baloncesto?

–Sí, mucho, y creo que lo voy a tener siempre. El pasado martes, después de seis meses, jugué por primera vez una pachanga y las metía, las metía (risas)... Físicamente noté que no estaba como antes porque una cosa es correr y hacer pesas y otra muy distinta, jugar a baloncesto. Sigo haciendo deporte, pero... El otro día lo primero que pensé es: «Ahora juego como una chica» (risas).

–Muchos deportistas cuando se retiran no saben qué hacer, ¿ha tenido esa sensación, se aburre?

–No he tenido tiempo de decir ahora qué hago porque muy poco después de la retirada tuve la suerte de que me llamaran del Plus para comentar la Euroliga. Al retirarme me pasé dos meses y pico viajando por placer todo lo que no había viajado antes y sin hacer deporte. Ámsterdam, Ibiza, Formentera, Barcelona... Luego he tenido tiempo hasta para aburrirme. Porque he pasado de llevar una vida muy ordenada, con entrenamientos y partidos, a tener todo el día para hacer lo que me daba la gana.

–¿Qué hace ahora que tenía prohibido antes?

–Comer un montón de guarrerías, sobre todo de bollería industrial. Soy muy de comer dónuts y donettes, me encantan.

–¿Se ha llevado alguna sorpresa de la gente en estos seis meses?

–La gente es más amable de lo que pensaba y eso me hace ser muy agradecida. He visto que se me tiene un montón de cariño y eso no lo percibía antes.

–¿Cómo era Amaya como jugadora?

–Era una jugadora con muchísimo carácter y mi mejor virtud eran las ganas de ganar que tenía. No lo digo yo, lo decían mis entrenadores.

–¿Qué trofeo que tiene en casa le dolería más perder en una mudanza?

–Cualquiera, porque cuando los miro estoy viendo una buena parte de mi vida. Quizá los tres anillos de la NBA porque sería de los que más me costaría encontrar una réplica. No me los he puesto nunca, no me veo con ellos y no me los pienso poner. Además, están en casa de mi padre.

–¿Qué papel desempeña ahora en la Federación?

–Ahora lo principal es que nos den el Mundial 2018, que yo estoy convencida de que nos lo van a dar. La Federación está volcada en el proyecto «Universo Mujer», que consiste en que el mensaje tan repetido de la igualdad hay que demostrarlo con hechos y en el mundo del deporte las mujeres lo estamos demostrando en los últimos años. Muchos de los éxitos del deporte español proceden de las mujeres y por eso creo que merecemos un respaldo por parte de las empresas y por parte de toda la sociedad para que esto se mantenga. Y aquí aparece el papel de la Federación, somos un ejemplo a seguir, muy innovador y que todo lo que se propone lo consigue. No se trata de comparar, pero ves otras federaciones y... Hay que ofrecer una formación paralela y ayudar a las jugadoras para que una vez que dejen el baloncesto no queden al margen de la sociedad, porque somos muy provechosas. La ética de trabajo de los deportistas, el no entender de horarios, la capacidad de sacrificio, el trabajar los fines de semana, el trabajo en equipo, hacerlo bajo presión... Todo eso son valores trasladables al mundo de la empresa que tenemos que aprovechar.

–¿Cómo explica la buena salud de la Federación de Baloncesto en una etapa tan complicada?

–En hombres, en mujeres y en categorías inferiores se están logrando grandes resultados. Y lo de la crisis no creo que afecte tan de lleno a las grandes empresas, a los sitios donde hay mucho dinero, y en esos sitios lo que quieren es asociarse con los mejores y el producto que ofrece la Federación es el mejor posible. Esas empresas saben que si se unen a la FEB tendrán el mejor retorno posible y el éxito estará casi garantizado.

–¿Cómo se ve dentro de 4-5 años?

–Me gustaría estar a punto de inaugurar el Mundial 2018 y seguir comentando partidos, porque es algo que he descubierto hace poco y me está encantando. Me veo como ahora, pero con mucha más experiencia.

–¿Le gustaría ser madre?

–Sí, claro, pero ahora mismo es algo que no me planteo. Llevo toda la vida sacrificándome mucho y ahora quiero vivir un poco la vida.

–¿Se siente cómoda ejerciendo de comentarista?

–Mucho, no me asusta hablar en público y, además, me he preparado para ello. He recibido clases de dicción y de locución y ahora me tengo que cuidar porque me quedo afónica cada dos por tres.

–¿Se ven cosas en la pantalla que no se veían dentro de la pista?

–El baloncesto es igual desde dentro que desde fuera, de lo que se trata es de ver las cosas y decirlas, no esconderlas o taparlas. Para eso me pagan.

–Es comentarista y seguidora declarada del Real Madrid.

–Pero que la gente no se piense que soy una «hooligan» o una fanática del Real Madrid. Que si gana la Liga el Atlético me parecerá muy bien. En la Euroliga me ha tocado hacerme de los equipos españoles y lo que quiero ahora es que un equipo español se proclame campeón de Europa. Sí que es cierto que el nivel al que está jugando el equipo de Laso no se veía en Europa desde hace muchos años. Creo que puede haber dos equipos españoles luchando por el título en la «Final Four» de Milán.

–Elija: la Décima de fútbol o la Novena de basket.

–Me quedo con las dos. Si el equipo de baloncesto sigue al nivel actual, puede ganar la Copa de Europa. De fútbol no controlo tanto.