Obituario

Muere Pedro Ferrandiz, leyenda del baloncesto y del Real Madrid

El mítico técnico ha fallecido a los 93 años de edad. Es el entrenador con más títulos del conjunto blanco (27), al que dirigió en 490 partidos

Pedro Ferrándiz, el entrenador más laureado de la historia del baloncesto español ha fallecido a los 93 años
Pedro Ferrándiz, el entrenador más laureado de la historia del baloncesto español ha fallecido a los 93 añosManuel h. de LeónAgencia EFE

El 7 de julio de 2022 será para siempre un mal día para el baloncesto español en general y para el Real Madrid en particular. Este jueves, a los 93 años, falleció Pedro Ferrándiz, un mito de la canasta y del conjunto blanco, club con el que consiguió ganar cuatro Copas de Europa y al que dirigió durante 13 temporadas distribuidas en varias etapas entre 1959 y 1975. Precisamente el club blanco lloraba la noticia en un comunicado. «El Real Madrid C. F., su presidente y su Junta Directiva lamentan profundamente el fallecimiento de Pedro Ferrándiz, socio de honor del Real Madrid y una de las más grandes leyendas de nuestro club y del baloncesto mundial. El Real Madrid quiere expresar sus condolencias y su cariño y afecto a todos sus familiares, compañeros y seres queridos», decía el conjunto blanco para despedir a un adelantado a su tiempo y a un animal competitivo que cambió la historia de la sección de baloncesto de una manera similar a como lo hizo Alfredo di Stéfano en la de fútbol.

Prácticamente fue él quien se inventó al Real Madrid de la canasta y lo llevó a lo más alto. Tanto que nadie de los que vinieron después ha podido alcanzar el escalón en el que él se encuentra. Además de esas primeras cuatro Copas de Europa, en el banquillo blanco ganó 12 Ligas y 11 Copas de España, hasta llegar a los 27 trofeos y convertirse en el técnico blanco más laureado, por delante de los 22 de Lolo Sainz y Pablo Laso, los dos grandes nombres que vienen detrás de la leyenda.

Ferrándiz dirigió al Real Madrid 490 partidos y fue también seleccionador español entre 1964 y 1965. Su nombre está en el Basketball Hall of Fame de la NBA en Springfield, Massachusets, y también en el de la FIBA y el del baloncesto español. Siempre quedará en el recuerdo la forma en la que obligó a cambiar el reglamento del baloncesto con aquella famosa autocanasta que él se inventó. Fue el 18 de enero de 1962, en los octavos de final de la Copa de Europa, cuando en su cabeza se iluminó una idea. Había que marcarse una autocanasta para evitar la prórroga a la que el Real Madrid llegaba muy tocado en la cancha del Ignis Varese. Era mejor perder sólo por dos puntos en ese momento y remontar en la vuelta, en casa, porque fuera era todo un infierno, con el público y los árbitros en contra. Ferrándiz llamó a la banda a Lorenzo Alocén y le pidió que anotara en su propio aro. El jugador no entendía nada al principio, pero aquella acción acabó siendo historia del baloncesto. Demostró que era el único que se sabía el reglamento de verdad y lo retorcía hasta el extremo para ponerlo a su favor. Fue una referencia en Europa y fue más allá, convencido de que en Estados Unidos se podía aprender mucho. Tuvo conexión con el baloncesto estadounidense cuando aquello todavía era una galaxia muy muy lejana. Quedaban años para que existiera todavía aquel «Cerca de las estrellas» que descubrió la NBA a varias generaciones a la vez.

Ferrándiz era un adelantado a su tiempo, un genio que se aburrió de serlo antes de cumplir los 50 años. Cansado de ganar y cansado de inventar se retiró de los banquillos y del primer plano, en el que sólo aparecía muy de vez en cuando para algún homenaje.

Muchas de las reliquias de aquellos tiempos: actas firmadas por él, pizarras, corbatas, chándals... se pueden ver en el museo de la Federación Española de Baloncesto, vestigios de unos tiempos muy lejanos, en blanco y negro, que Ferrándiz dominaba.

Recibió la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo y el Collar de la Orden Olímpica, entre otros premios individuales, además de la admiración de los jugadores a los que dirigió. Era un «padre» con ellos, unas veces estricto cuando había que serlo y también cercano si llegaba el momento. «Su legado será eterno, no sólo por sus títulos, sino por su espíritu de innovación y por ser un visionario del juego», terminaba el comunicado del Real Madrid, la que siempre fue su casa.