Baloncesto
Siete meses y un día
Ricky reaparece a una semana del arranque de la NBA.
Ricky Rubio cumplió el jueves 10 años como profesional desde que se estrenara con 14 en Granada con el Joventut. Los últimos cuatro años los ha pasado en los Timberwolves, aunque casi la mitad del tiempo ha estado lesionado. Se ha perdido 126 partidos y la pasada campaña sólo jugó 22 por culpa del tobillo izquierdo. A una semana del arranque de un nuevo ejercicio, el quinto en Estados Unidos, Ricky ha regresado. «Me he sentido un poco oxidado, me he cansado bastante pronto», confesó después de caer (90-68) ante los Grizzlies de Marc Gasol.
Ricky tiene claro que está ante la que puede ser la temporada decisiva de su carrera. En Minnesota siguen confiando en él. «Un Ricky sano es un Ricky muy bueno y capaz de liderar a cualquier equipo», asegura el mánager general, aunque, por si acaso, ha fichado a Andre Miller, uno de esos bases veteranos y fiables que llevan toda la vida en la Liga. El base internacional tendrá los mandos de los Wolves y un contrato de estrella, el más alto de la franquicia. Cobrará 47.700.000 euros en los próximos cuatro años, más de once esta campaña. «No he estado sano y le debo mucho a este equipo», ha afirmado de un equipo que no está en los «playoffs» desde 2004. Y al fondo aparecen la Selección y los Juegos de Río.
El de El Masnou no competía desde el pasado 18 de marzo. Fue operado del tobillo izquierdo, se sintió con el deber de renunciar al Eurobasket para responder a su nuevo contrato y ha estado buena parte del verano entrenando para mejorar sus porcentajes: un malo 36,7 por ciento en tiros de campo y un raquítico 31,4 en triples. Desde Minnesota aseguran que ha habido entrenamientos en los que ha logrado 89 triples de 100 intentos, aunque en el estreno se quedara sin anotar. «Tengo que mejorar en ataque y tirar más, pero eso es algo que llega con los partidos», comenta esperanzado.
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