Todo iba sobre un camino de rosas en la Eurocopa, el buen rollo y todo eso, hasta que «Pedrito» la lió con su censurable rajada en vísperas del partido ante Croacia. «Si no voy a tener continuidad, no merece la pena seguir viniendo para estar con los compañeros, para hacer grupo». Una declaración que desató la justa ira de un gran número de aficionados y hasta de futbolistas como Joselu, que se lo reprocharon en las redes sociales hasta pedir su salida de la concentración. Pues bien, Pedro fue anoche la última bala que se sacó Del Bosque para intentar derribar a Italia. Pedro por el lesionado Aduriz, porque Morata ya había sido sustituido antes.

El futuro

La radiografía de un cambio que revelaba el fiasco de este campeonato, la radiografía de un fracaso. No me gustó nada esa aparición escénica porque el fútbol también se mueve por decisiones que tienen su profundo calado simbólico. Claro que Pedro lo intentó en los diez minutos que volvió a «pertenecer al grupo», pero... en fin, lo que sí había tardado en llegar fue otro cambio más oportuno a la luz de lo negro que estaba el duelo contra los italianos. Lucas Vázquez salió, revolucionó el juego por su banda, presionó a muerte y demostró que aquí al menos hay hambre, hay futuro. Pedro no, Lucas Vázquez sí.