Ciclismo

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Valverde y las lágrimas en la lluvia

Valverde y las lágrimas en la lluvia
Valverde y las lágrimas en la lluvialarazon

¿Cuántas lágrimas derramó Valverde aquella tarde lluviosa de hace un año y tres meses? Tirado en el suelo y tapándose la cara, Alejandro intentaba ocultar el dolor y la frustración, sabedor de que, a los 37 años, destrozarse la rótula casi suponía su adiós a la competición. Eran seis meses de recuperación para volver y alguno más para intentar estar a un nivel de forma parecido. Intentar, repito, porque a esa edad el cuerpo ya no recupera como antes. Y, sin embargo, Valverde regresó más fuerte para culminar su carrera deportiva con el sueño de todo ciclista: lucir el maillot arco iris de Campeón del Mundo. El que han honrado leyendas como Coppi, Merckx o Hinault. Y, por supuesto, para ser el cuarto español que lo logra tras Olano, Astarloa y el gran Freire. Al fin, quince años y seis medallas después, Alejandro Valverde hacía cumbre en su carrera.

Quince años, decíamos. Un camino que comenzó en 2003 al ser segundo en el Mundial celebrado en Canadá. Poco después, en 2004, Valverde y el que firma este artículo se encontraron en Barajas. Él formaba parte de la expedición española de ciclismo que iba a disputar los Juegos de Atenas 2004. Yo, becario en Antena 3, realizaba mi primer «canutazo» como periodista. Él no se acordará, evidentemente, pero yo nunca lo he olvidado. Supongo que por eso me emocioné viéndolo ganar. Decía Roy Batty, el replicante de «Blade Runner», justo antes de morir, que todos sus recuerdos se perderían en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Tengo claro que las de Valverde en aquella lluviosa tarde del Tour se perdieron definitivamente ayer en Innsbruck. También, que sus lágrimas de alegría permanecerán para siempre. Porque las personas y los recuerdos también viven en los demás, Roy. Aunque tú nunca lo entenderás.