Resulta obvio sentenciar que Andrés Iniesta hace tiempo que está en el santoral de la España futbolística. Y no sólo por su histórico gol a Holanda que nos dio el Mundial. La historia del «jogo bonito» español que se inventó el recordado Luis Aragonés para crear la «Orquesta Filarmónica de Hortaleza» siempre le ha tenido como actor principal, junto a Xavi y Silva. Pero este año, en esta Eurocopa, el de Fuentealbilla se ha empeñado en dar un paso al frente más, si ello es posible: Andrés ha tomado el mando supremo de la Selección.

El Sabio Luis

Todo empezó antes de la Eurocopa de 2008 cuando Luis reunió a sus tres bajitos: Xavi, Silva e Iniesta. Y tras preguntarles cuántos goles habían marcado con sus equipos, sentenció mirándoles a los ojitos: «Los grandes futbolistas no sólo juegan bien, sino que también hacen goles. Ustedes no tienen el físico de otros, pero juegan mejor al fútbol que todos los que hay por ahí». Acababa Luis de engrasar la máquina perfecta de un centro del campo de ensueño, que luego Del Bosque mantuvo en el Mundial y en la Eurocopa de Ucrania y Polonia. El fiasco general del Mundial de Brasil rompió la cadena de éxitos. Pero ahora...

Apareció el mago

... Ahora Iniesta es el director único, el hombre que maneja la batuta de esta nueva Selección que aún no acaba de romper ni de enamorar del todo, que ayer sí jugó bastante bien al fútbol pero a la que le sigue faltando puntería. Pero el fútbol de seda de Andrés encuentra caminos, fintas, espacios por los que filtrar pases a sus compañeros y, como se vio ayer, hasta ensaya de vez en cuando el disparo a portería desde lejos. Bajo la dirección de Iniesta la Selección puede encontrar el equilibrio entre el toque y la verticalidad, entre el dominio y esa falta de acierto ante el gol que ayer no pasó factura porque encontró la cabeza salvadora de Piqué. A pase del mago Andrés, naturalmente...