Teatro
Pedro Delgado: «Me gustaría seguir montando en bici con 80 años»
Pedro Delgado / Ex ciclista. Ha apadrinado la obra de teatro «Entre versos y Marsillach» y publica un nuevo y curioso libro, «Las escapadas de Perico»
Ha apadrinado la obra de teatro «Entre versos y Marsillach» y publica un nuevo y curioso libro, «Las escapadas de Perico»
Pedro Delgado (Segovia, 1960) sigue siendo Perico. En ciudad prefiere la moto, pero llega a la sede de CaixaForum en bicicleta, donde se presenta la obra «Entre versos y Marsillach» de la que ha ejercido de padrino. Una obra de la compañía de Blanca Marsillach que da la oportunidad a personas mayores de subirse a un escenario para demostrar que pueden seguir siendo activos. La gente le saluda como si siguiera en activo y, al marcharse, una señora le pide una foto más.
–¿Qué aporta el deporte a las personas mayores?
–La gente entiende el deporte como un esfuerzo físico extremo, pero muchos se pueden practicar a todas las edades. Y ya que estoy ligado con el ciclismo, soy un defensor de que se puede montar en bici con 80 años como con 7. El ciclismo es un buen deporte para practicar a todas las edades y ya si nos vamos a las ciudades, no contamina el ambiente, la atmósfera, no contamina acústicamente y te hace sentir bien con esa sensación de velocidad del aire que te da en la cara.
–¿Madrid es una ciudad para las bicicletas?
–Poco a poco lo está siendo. No es que me mueva mucho en bici por Madrid, pero me muevo mucho más que antes y la gente normalmente respeta. El «zumbao», el histérico, te lo encuentras, pero te lo encuentras yendo en bici como yendo en coche o como peatón. Ahora mismo Madrid es más ciclista que hace dos años y seguramente dentro de cinco años lo sea aún más. Peligro hay pero peligro hay en todos los sitios. Siempre recuerdo a mi madre cuando era niño que llegó un día con la nariz así (hace un gesto de que la tenía hinchada). Le cayó un tiesto en la cabeza. Calcula la probabilidad que hay de eso, y yo sé que esa probabilidad existe porque por desgracia le pasó a mi madre.
–¿Hay algún límite de edad para hacer deporte o el límite que te ponga el cuerpo?
–Yo creo que no hay edad. El típico que va al médico y le dice «usted ya no corra, usted ande». Pero sí que estás activo. Yo creo que no hay edad. Lo importante es ser consciente de tus limitaciones y el entorno en que lo estás haciendo.
–Pero a determinada edad el tío del Mazo llegará antes.
–En mi marcha cicloturista llevo ya dos años que le estamos dando el premio a la misma persona, que tiene 80 años. 80 años y meterse esa paliza, que yo llego reventado. A mí me asombra esa gente. Yo no me veo con 80 años haciendo mi marcha. Sí que me gustaría con 80 años seguir montando en bici, pero montando en plan lúdico totalmente. Leí un libro de Louison Bobet –lo escribe su hermano– y dice que hasta que falleció quedaban siempre los sábados o los domingos a dar una vuelta en bici. Lógicamente la distancia y el esfuerzo fue decreciendo a medida que los años iban avanzando, pero el cuerpo le pedía salir en bicicleta. Es una sensación de liberación, de calmar la tensión del día a día.
–¿La bicicleta es el mejor psicólogo?
–Para mí sí. Tengo tiempo para pensar, no es que tenga mucho tiempo porque tampoco monto tanto en bici, pero sí es un refugio que activa el organismo, el riego sanguíneo con el pedaleo. El aire en la cabeza es un bálsamo para muchas cosas.
–¿Cómo ve a esos ciclistas aficionados que se preparan casi como si fueran profesionales?
–Me parece estupendo, como el que se gasta 8.000 euros en una bici. Una cosa es que yo lo haga o no, pero entiendo que haya gente que son aficionados de la bicicleta y que ya que sus piernas a lo mejor no dan tanto por lo menos poder presumir de bicicleta. Afrontar cualquier reto ya de por sí es una fuerza, una energía motora para hacer algo, lo que te mueva. Estoy leyendo ahora «Atrapados en el hielo», uno que se fue en 1914 a la Antártida, que fracasó y tuvo que volver. Y se podían haber muerto 100 veces en ese viaje. Y digo ¿a ésos quién los animó? En 1914, con esos medios, no había teléfono móvil para decir: «Oye, que me estoy muriendo, que vengáis a buscarme». Ahí hay una capacidad de aventura y de querer descubrir cosas nuevas y a ti mismo.
–En su nuevo libro descubre rutas para los aficionados. ¿Las ha hecho todas?
–Todas. Hay 18 duras y 16 fáciles. Las duras son 155 kilómetros o 160, puerto para arriba y puerto para abajo y digo: «Bueno, acabo ganando el Tour otra vez».Pensaba que el libro tenía que ser muy exigente para los «friquis» del ciclismo y totalmente lo contrario, para ir con tus hijos, con tu mujer, con tu novia, donde la condición física no cuente, tiene que ser cero. Hay una que no he hecho, pero la he interiorizado, que es el Parque de Doñana por la playa, saliendo de Matalascañas a Sanlúcar de Barrameda. Y explico lo que es ir en bicicleta por la arena, por la playa, que hay que pensar en las mareas, tienes que dejar que la marea baje y que pase al menos una hora para que eso esté más sólido, quitarle aire a las ruedas... Ir allí tranquilamente, la paz, yo me imagino unas playas inmensas, el mar, Cádiz y el parque de Doñana a la izquierda, que tiene que ser una experiencia inolvidable. Que ésa me la he inventado, pero la tengo pendiente porque ésa la quiero hacer porque me apetece.
–¿Hay mucho de teatro en el deporte profesional?
–En todos los sitios hay mucho teatrillo. Y a mí hay un teatrillo en el ciclismo que me disgusta. Falta ofensividad por parte de los buenos. Alberto [Contador] ya tiene ese perfil de atacante y todo el mundo está esperando. «Cuando ataque Alberto remacháis». Es que no ataca nadie. Bernard Hinault deja este año la organización del Tour porque dice que no le gusta el ciclismo moderno. Estamos un poco contagiados por los aparatos, por el deporte anglosajón. Todo se mide y es un ciclismo para adormecer.
El lector
Pedro Delgado es un hombre muy ligado a los medios de comunicación. Colaborador en prensa, radio y televisión, le gusta estar informado. «Aunque, por deformación profesional, lo primero que miro son las páginas de Deportes», afirma. Páginas que él ha llenado durante tantos veranos en el Tour.
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