Tour de Francia
Tadej Pogacar y el "método Alcaraz"
El campeón esloveno, que dio muestras de desgaste mental durante el Tour de Francia, reivindica un estilo de vida que combine la exigencia y el disfrute, igual que el tenista español
Tadej Pogacar ya descansa en su residencia de Monaco tras ganar el cuarto Tour de Francia de su carrera, con seis podios consecutivos en otros tantos años. Pero, más allá de la alegría obvia por volver a alzarse con el cetro de la carrera más importante del mudo, Pogacar ha dejado algunas señales de alerta. Sobre todo a nivel mental.
Especialmente en la última semana, el campeón esloveno ha acaparado mucha atención por decir públicamente cómo se siente. Fatigado. Cansado. Deseando que terminase la carrera, en definitiva. Y lo dijo sin ningún filtro: "Estoy contando los kilómetros para que acabe. Me atacan por todos sitios, es un gran estrés así que sí, podemos decir que estoy deseando que pase y pueda hacer otras cosas agradables en mi vida", dijo en la primera jornada de los Alpes.
Y son muchos en su entorno los que señalan un rasgo muy característico de la personalidad de Tadej. Más allá de la gloria, la fama o el dinero, a Pogacar le mueve una motivación especial: divertirse corriendo. Si no disfruta de la bici, su carácter cambia y su llama se apaga. En su equipo lo saben y por eso le permiten algunas licencias, como hacer pequeños parones de un par de días sin entrenar o irse a ver eventos a los que es aficionado -la Fórmula Uno, entre otros- antes de empezar un objetivo deportivo.
Al final, Pogacar necesita encontrar esos pequeños momentos de desconexión para después sacar provecho a sus entrenamientos. Porque se los toma totalmente en serio. Es imposible no encontrar cierto paralelismo con otro gran campeón del deporte, Carlos Alcaraz, que en su documental 'A mi manera' expresa su intención de ser el mejor tenista de la historia con un estilo vital propio, permitiéndose pequeñas desconexiones para disfrutar de la vida. Ambos son los máximos exponentes de una nueva generación de campeones que, asumiendo la exigencia del deporte de elite, intentan no ser esclavos de las rutinas que impone.
Pogacar, de hecho, es la punta del iceberg. Porque a él le va bien. Lo gana todo y tiene números de leyenda. Pero hay otros muchos a los que toda la presión que rodea a día de hoy al ciclismo profesional les pesa tanto que acaban dejándolo. Y es que el ciclismo ha cambiado mucho en muy pocos años. Lo que antes eran un par de concentraciones a lo largo de la temporada, ahora implica estar semanas y semanas entrenando fuera de casa, aun cuando no hay carreras en el calendario. Tom Dumoulin, Leo Hayter o la ciclocrossista Fem Van Empel son solo algunos ejemplos de personas que han decidido parar de competir por salud mental.
Para él, la victoria en el Tour dio paso a la calma: "Cada uno lo celebra de una manera, y yo lo voy a celebrar en casa con los míos. Voy a estar unos días tranquilo y disfrutando de un poco de paz". Y esa paz es la que se interpone en su camino hacia la Vuelta a España, que hace un par de meses parecía seguro. Ahora hay muchas dudas al respecto: "No lo sé. Necesito parar y pensar tres días. No sé si podré estar otro mes fuera de casa, sin mi compañera. Me gustaría estar en la Vuelta y tratar de ganarla, pero ahora mismo no sé si es el momento", explicó el pasado sábado tras la etapa de Pontarlier.
Lo que ha quedado claro es que a Pogacar, el Tour de Francia a ratos le aburre. Por eso se busca otros objetivos durante la temporada. Intentar ganar la Milán-San Remo. Pelear con los clasicómanos en Roubaix. El Mundial, que este año se celebrará en Ruanda con un recorrido durísimo. Si Tadej se divierte, el ciclismo es divertido. A sus 26 años, el campeón esloveno tiene a tiro igualar los registros de los mejores de la historia. El principal obstáculo puede ser él mismo, si finalmente no logra gestionar el estrés mental.