Vuelta a España: El último paseo de Igor Antón

Una rama que crecía por debajo del asfalto se cruzó en el camino de Igor Antón en 2010 en la etapa que acababa en Peña Cabarga. Se rompió el codo cuando llevaba el maillot rojo y era el favorito para ganar la Vuelta. La carrera la acabó ganando Nibali y él terminó en el hospital de Cruces, en Baracaldo, para que le arreglaran el desastre.

Igor se despidió de la Vuelta con la sonrisa de siempre. Parecía un hombre liberado. Él, tímido y discreto, no soporta demasiado bien ser el centro de atención. Desde entonces, Nibali ha ganado dos Giros y un Tour y se ha convertido en uno de los elegidos que ha conseguido ser el primero en las tres grandes. A partir de entonces Igor Antón se convirtió en un ciclista diferente. Dejó de ser un candidato a ganar las grandes vueltas, pero consiguió victorias enormes. Al año siguiente de su desgracia ganó en el Zoncolan, cima mítica del Giro, y se impuso en el regreso de la Vuelta a Bilbao. Aquel triunfo compensó casi todas las desgracias y es el que más recuerda ahora que se despide. El sábado, a través de las redes sociales, anunció que no habrá más carreras. “La Vuelta a España me dio mucho de lo que soy como ciclista y, por ello, después de meditarlo muy bien y desde esta carrera, mañana me despediré del ciclismo profesional con mi dorsal 102”, anunciaba.

Después de 14 temporadas como profesional, tres equipos -Euskaltel, Movistar y Dimension Data-, 21 grandes vueltas, una victoria en el Giro y cuatro en la Vuelta, el de Madrid es el último paseo de Igor que, como siempre, dice adiós con una sonrisa. “Espero que hayáis disfrutado conmigo. Gracias”, dice.