Fútbol
¿Cómo se boicotearía el partido entre Suecia y España?
Las palabras de Angeldahl encienden las alarmas de cara al encuentro del viernes
El partido del próximo viernes entre Suecia y España está bajo lupa. Toda la polémica que rodea a la selección española también ha llegado hasta el país nórdico desatando la preocupación en sus jugadoras. La centrocampista Filippa Angeldahl se ha solidarizado con las futbolistas españolas. "Deben sentir todo el apoyo a su alrededor, otros países les apoyan en la decisión que decidan tomar. Si sienten que necesitan hacer un boicot para que ocurra algo, está claro que nosotras les apoyamos. Supongo entonces que hay algo que cambiar, que no se ha hecho lo suficiente en la selección nacional", afirmó. Estas palabras han recorrido los medios del todo mundo, aunque el seleccionador Peter Gerhardsson se mostró más moderado y no quiso hablar sobre esa opción. Ahora bien... ¿cómo se boicotea un encuentro de fútbol? ¿Qué hay que hacer?
Una de las manera de boicotear un encuentro es que la Federación comunique a la UEFA que no disputarán el propio encuentro por aceptación propia. Pero eso supondría graves consecuencias al no tener una justificación médica o de alcance mayor. El Art.77.5 afirma lo siguiente. "Se considera como incomparecencia el hecho de no acudir a un compromiso deportivo en la fecha señalada en el calendario oficial o fijada por el órgano competente, ya sea por voluntad dolosa, ya por notoria negligencia; y asimismo, aun compareciendo el equipo, se negara a jugar e incluso celebrándose el partido, si no son suficientes los jugadores en los que concurren las condiciones o requisitos reglamentariamente establecidos con carácter general o específico salvo, en este último supuesto, que exista causa o razón que no hubiera podido preverse o que, prevista, fuera inevitable sin que pueda entenderse como tal el que haya mediado alguna circunstancia, imputable al club de que se trate, que constituya causa mediata de que no participen los futbolistas obligados a ello, sin perjuicio, de la responsabilidad en que los mismos pudieran incurrir". Las consecuencias, según el reglamento, son estas. "El partido en cuestión se da por perdido tres a cero y se le descuenta tres puntos de la clasificación Si se da una segunda incomparecencia, se le excluye de la competición y se le dará por perdido los partidos que le falten por jugar, manteniéndose intactos los resultados obtenidos hasta la fecha".
Otra consecuencia de una reiteración en el acto, es el descenso de categoría de manera automática, y si cuando ocurriese estuviese virtualmente descendido, bajaría dos divisiones. En este punto no estoy de acuerdo, ya que el término »virtualmente» lo considero demasiado abierto a interpretaciones y pienso que sería más acertado modificarlo por quien estuviese descendido matemáticamente. Sanción económica en un baremo de 3006 euros a 12021 euros y la obligación de indemnizar al equipo local, si el incomparecido es el equipo visitante".
La manera más frecuente
En términos más prácticos, si las jugadoras saltan al césped ya estarían evitando multas económicas y, una vez con el partido empezado, pueden expresar su malestar sentándose en el propio terreno de juego. De hecho, este es el método más habitual y frecuente en encuentros de Tercera División. La cosa cambia si solo lo hace un equipo a que si lo realizan entre ambos conjuntos. El colegiado tendría la potestad de suspender el encuentro y, posteriormente, la UEFA tendría que analizar ese boicot. Otro escenario, aunque más surrealista, es que el partido se dispute con el balón en movimiento, pero únicamente con pases entre las jugadoras del mismo equipo. De tal manera, se estaría generando una actividad de juego que impediría al colegiado suspender el encuentro. Esa sería la vía más viable de que el encuentro del viernes quedase para la memoria del mundo del fútbol y con menores castigos que por no comparecer. Al fin y al cabo, el boicot es el mismo.
La RFEF lanzó un órdago a las jugadoras convocándolas sin previo aviso después del famoso comunicado. Todo esto agravó, todavía más, una relación tensa y llena de polémica. Dentro de la selección hay muchas jugadoras con miedo y que están confiando en la experiencia de las capitanas para encontrar la mejor solución posible.
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