
Fútbol
La confesión de Ronaldo Nazario sobre sus fiestas: "Tenía una bodega con 100 botellas"
La leyenda madridista desveló algunas anécdotas divertidas

Ronaldo Nazário, una de las máximas leyendas del fútbol brasileño, ha recordado algunos de los momentos más trascendentales de su vida y carrera. En una reciente entrevista, el exdelantero compartió anécdotas sobre sus lesiones, su ambición como futbolista y su conocido gusto por la fiesta, ofreciendo una mirada única a su trayectoria.
Durante su carrera, Ronaldo enfrentó duros retos físicos, y una de las entradas más impactantes que recibió fue en un amistoso entre Benfica y Cruzeiro. "Mozer jugó con tacos de aluminio de 21 detrás y 19 delante. Ya en el túnel caminaba como Robocop. La entrada más criminal que he recibido fue de él", relató.
Sin embargo, el mayor golpe de su carrera llegó con sus lesiones en la rodilla. "En 1998 comencé a sentir una leve tendinitis y terminé bien el Mundial. Pensé que era algo normal, pero en 1999 empeoró hasta romperse parcialmente. En el Inter cometimos un error al coser solo parcialmente el tendón, y seis meses después se rompió por completo". Ronaldo describió el momento de su lesión como algo devastador: "Al principio pensé que me habían tirado con una piedra o un tiro. Me caí y puse la mano en la rodilla y me di cuenta de que algo se había roto. Lloré, pero no de dolor, sino de miedo".
A pesar de su talento natural, Ronaldo enfatizó que su éxito no se debió únicamente a su habilidad innata. "Siempre tuve claras mis características y ambición como jugador. Quería marcar goles y divertirme jugando al fútbol. La gente me dice mucho 'eras un animal físicamente, qué regalo'. Pero entrené mucho, nadie llega tan rápido sin entrenar". Con estas palabras, el brasileño dejó claro que, aunque poseía un don extraordinario, su trabajo y disciplina fueron clave para mantenerse en la élite del fútbol mundial.
Ronaldo no solo era un fenómeno dentro del campo, sino también fuera de él. Sus salidas nocturnas fueron legendarias, aunque asegura que siempre supo manejar su vida social y profesional. "Iba a entrenar el lunes por la mañana, a las 10, después de haber pasado el domingo en París de fiesta. Esto lo hice muchas veces", confesó.
Además, reveló una divertida anécdota sobre su afición por el buen vino. "Un amigo se quedó en mi casa mientras yo estaba en Brasil. Bebió todas las botellas de mi bodega, incluidas cajas enteras de reserva. Entre ellas, una botella especial de 1976, el año en que nací, que compré en París por 10.000 euros. Se la tomaron en vasos de plástico y, como estaba caliente, le pusieron hielo". El exfutbolista recordó el hecho con humor, aunque claramente con algo de resignación.
Las palabras de Ronaldo muestran el carácter de un hombre que vivió el fútbol con intensidad, que sufrió, se superó y también disfrutó cada momento al máximo. Con su legado intacto, sigue siendo una inspiración para futuras generaciones, no solo por su calidad futbolística, sino por su autenticidad dentro y fuera del campo.
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