Piragüismo
Cuatro hombres y un destino
El K4 500, con tres campeones olímpicos, arranca en el Mundial el camino que puede concluir con una medalla en los Juegos de Tokyo
El K4 500, con tres campeones olímpicos, arranca en el Mundial el camino que puede concluir con una medalla en los Juegos de Tokyo.
España es una potencia en piragüismo... Podría añadirse que pese a todo: pese a los pocos recursos; pese a que para entrenar en Madrid tienen que hacer un viaje de una hora para llegar al pantano de San Juan; pese a que las instalaciones en el embalse de Trasona, Asturias, se han quedado algo anticuadas, y, por ejemplo, Marcus Cooper se ha tenido que ir a dormir a un hotel para cuidar su lesión en la espalda... Pese a todo, cuatro medallas en las últimos Juegos de Río, y no es nada nuevo porque son 16 metales en total en la historia olímpica, el segundo deporte más fructífero para España, por detrás de la vela (19). Tres de los medallistas de oro en Brasil hace dos años (Cristian Toro, Marcus Cooper y Saúl Craviotto) se han unido a un campeón del mundo (Rodrigo Germade) para formar una embarcación de cine que no esconde su aspiración a todo en la prueba de K4 500 (el sábado serán las series y las semis, el domingo, la final) del Mundial de Portugal, que comienza hoy.
El cuarteto es la cabeza visible de un equipo con muchas más opciones a todo. Este barco del K4 500 todavía es un «bebé» que está dando los primeros pasos con la intención última de volar en los Juegos Olímpicos de Tokio, en 2020. Pero en el camino queda mucho por hacer: el Mundial que va a empezar ahora es lo primero; el del año que viene en Hungría es más importante todavía, porque en él se reparten las plazas olímpicas, y después está la gran cita japonesa. Las distancia es nueva en los Juegos (en Río, eran 1.000 metros en lugar de 500) y el año pasado en el Mundial España quedó segunda, superada sólo por Alemania. El equipo es parecido al de ahora, pero no el mismo. Se ha unido Saúl Craviotto después de tomarse 2017 con calma. Pese a sus cuatro medallas olímpicas, se ha tenido que ganar el sitio, pues el proceso de selección ha sido durísimo por el gran nivel de España. El currículum no contaba, sólo el reloj. Había siete hombres para cuatro puestos: Carlos Garrote, Toro, Cooper, Germade, Craviotto, Roi Rodríguez y Carlos Arévalo. Se probaron varias combinaciones entre ellos y la más rápida fue la elegida. Eso sucedió en abril. Desde ahí, han ganado todo lo que han competido, la Copa del Mundo de Szeged (Hungría) y el Europeo, en el que se impusieron a Alemania, pero por 14 milésimas, apenas nueve centímetros, lo que indica lo ajustado que está todo. Son cuatro cabezas y ocho brazos que deben funcionar como uno. Las medallas no son lo que ha llevado a Craviotto a formar parte del cuarteto, pero su experiencia sí hace que de alguna manera sea el líder. Es el espejo en el que se ha mirado Cristian Toro. Juntos también competirán en el K2 200, prueba en la que han ganado siempre, incluido el oro olímpico en Río. «Considero que contamos con una generación de oro y venimos a esta competición a brillar. Hemos trabajado muy duramente y venimos con mucha confianza. Durante esta temporada las cosas han ido según lo planeado, o incluso mejor», opina Ekaitz Saies, director técnico de la Federación Española de Piragüismo.
En España hay 10.015 licencias de piragüismo, según los últimos datos publicados por el CSD, correspondientes a 2017. Hay 40 federaciones con más practicantes en nuestro país.
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