Mundial de clubes
El factor Modric
El día de su presentación en el Santiago Bernabéu Modric aseguró que la posición en la que más cómodo se encontraba era la de mediocentro defensivo y muchos se sorprendieron, convencidos de que su lugar ideal estaba un poco más cerca de la media punta. No tiene la altura de un pívot de la NBA, ni cara de malo, pero desde sus 1,75 metros y sus 65 kilos se ha convertido en el centrocampista blanco que más balones recupera. Tiene trabajo de sobra para ser el más retrasado en la sala de máquinas y mucha calidad para iniciar las jugadas. Es un chico tímido fuera del campo, que no habla demasiado y que hasta hace poco se refugiaba en los compañeros de vestuario que dominan el inglés. Este verano se convirtió en el mejor anfitrión de Bale, con el que compartió camiseta en el Tottenham y al que recomendó, sin ninguna duda, fichar por el Real Madrid.
En su primera temporada quedó la sensación de que le faltó soltarse y ponerse al mando del equipo. Parecía como si el ritmo de los encuentros le pasara por encima, sin posibilidad de ser él quien marcase los tiempos. Ahora ha ganado en influencia sobre el césped y ha pasado de ser un personaje episódico, o un recurso cuando los caminos hacia la portería rival se estrechaban, a titular casi indiscutible y socio ideal de Xabi Alonso e Isco para el trivote más creativo. «Lo está haciendo muy bien, ha mejorado mucho. Tiene más personalidad en el juego que a principios de temporada y espero que siga jugando bien, poniendo toda la intensidad», reflexionaba ayer Ancelotti, al que la fiabilidad del croata le ha convencido.
El carácter paternal del técnico es lo mejor que le podía pasar a Modric, que ya se siente capaz de ser el que ponga orden en el centro del campo. Su primer toque y su dinamismo son claves en este nuevo Madrid, más convencido de querer tener la pelota que de correr al contragolpe.
El equipo juega mejor con él en el campo y los números confirman su crecimiento. Es el centrocampista que más minutos ha jugado en la Liga BBVA, por delante de Isco, y ya es el sexto futbolista más utilizado por Ancelotti. Es el elemento ideal para el deseado equilibrio que busca el técnico, porque se siente igual de cómodo mirando hacia las dos porterías. Defensivamente es el mediocentro blanco que, en total, ha robado más balones y su promedio (una recuperación cada 12,6 minutos) se acerca al de Xabi e Illarramendi, que lo hacen cada 10,5.
En ataque ha repartido tres asistencias, algo que tiene que ver con su excelente golpeo de balón. Se encarga de muchas acciones a balón parado y, quizá por su paso por Inglaterra, ha desarrollado cierto gusto por chutar desde fuera del área. Así marcó el año pasado en Old Trafford el tanto que puso al Madrid camino de los cuartos de final de la «Champions League», y también el Copenhague ha probado hace poco el calibre de su pegada. Supone un recurso nuevo para un grupo acostumbrado a tocar hasta el área pequeña más allá de los intentos de Cristiano. Bale también está dispuesto a subir el porcentaje de acierto desde la larga distancia una vez que su proceso de adaptación está cerca de culminar. El de Modric terminó hace tiempo y su figura no ha parado de crecer a los ojos del técnico. Su melena, que a muchos recuerda a la de Cruyff, es cada vez más habitual en las alineaciones como pareja de Xabi Alonso y guardaespaldas de Isco. Es el centro del campo ideal hasta ahora para Ancelotti y no sólo para los choques en casa o contra rivales de menor nivel. Parece que también se atreverá en citas de más calado, aunque en caso de necesitar más protección, Modric seguirá entre los elegidos, porque si tiene que actuar al lado de dos medios más trabajadores, da un paso adelante y reparte juego.
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