Atlético de Madrid
Laberinto rojiblanco (1-1)
El Atlético empata en Girona un partido irregular, con muchos altibajos en su juego y sin definición. Goles de Stuani, de penalti, y Ramalho, en propia puerta
El Atlético empata en Girona un partido irregular, con muchos altibajos en su juego y sin definición. Goles de Stuani, de penalti, y Ramalho, en propia puerta.
Simeone ha jugado tres veces con el Girona y todavía no ha logrado meterle mano. Al Atlético se le atraganta el conjunto gerundense y ayer estuvo en un tris de irse sin ningún punto de Montilivi. Agarró uno cuando el partido estaba medio loco, no había dueño y nadie ponía pausa, porque Ramalho marcó en su portería en una acción en la que Diego Costa estuvo acertado a la hora de controlar la pelota.
Un punto que no justifica el pinchazo porque el Atlético fue una montaña rusa. Si su entrada en el partido fue perfecta –presión alta, balón en su poder y tres córners a su favor– enseguida se apagó la efervescencia inicial para dar paso al dominio del Girona. Con cinco defensas, con cuatro centrocampistas y con Stuani como referencia, Eusebio –ayer prescindió de Portu– trató de ahogar al centro del campo madrileño y lo consiguió. Sobre el tapete estaba lo más granado que tiene el Cholo. Desde Lemar, que nunca justifica su fichaje, hasta Saúl, colocado como lateral, pero que tuvo las ocasiones mas claras. Un remate al larguero a pase de Griezmann y otro que obligó a lucirse a Gorka.
Era el Atlético un equipo discontinuo. Jugaba a ratos, aceleraba, se paraba, pero no mandaba y eso permitió que Borja García, Roberts y Stuani crearan algún que otro problema a Oblak. Sin embargo, el mayor problema al portero se lo creó Rodrigo. Un pase lateral –de los que no le gustan a Simeone– permitió robar a Roberts que buscó a Stuani al espacio. El uruguyo llegó antes que Oblak, que le derribó. Penalti certificado por el VAR, amarilla al meta y el Girona, con ventaja a la caseta porque Stuani no falló.
Correa y Gelson, a escena
El equipo de Eusebio mantuvo el bueno tono, siempre con las ideas claras: muy buena defensa, cerradas las líneas de pases para Diego Costa y Griezmann y salida rápida. Tres cosas básicas que hicieron que Oblak tuviera que desviar un tiro de Granell, que luego se atrevió con una falta que rozó el poste.
El Atlético no encontraba el pulso. Simeone recurrió a Correa y a Gelson, que se lió un par de veces cuando tuvo el gol cerca, para intentar revitalizarse. Diego Costa se pegaba con todos, el equipo actuaba a impulsos, llegó la oportunidad de Saúl, el gol de Ramalho (Diego Costa también tuvo su parte de culpa) y los minutos de mando y presión rojiblanco. Era demasiado tarde, los deberes, antes.
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