Eurocopa
España explota la cabeza contra Georgia (3-1)
Derrota a Georgia con los remates de Le Normand y de Ferran Torres y un autogol de los georgianos. Mamardashvili evitó alguno más
España ganó un partido y perdió a un futbolista. Gavi se marchó quejándose de la rodilla derecha a mitad de la primera parte, cuando el partido todavía no estaba decidido, cuando Georgia se agarraba con las manos de Mamardashvili al empate que había marcado Kvaratshkelia.
El portero del Valencia despejaba cualquier cosa: un disparo de Gavi, un remate en el área pequeña de Morata y cualquier otra pelota que le llegara. Por reflejos o por colocación, pero siempre aparecía para que España no llegara ya al descanso con una victoria cómoda. No es que no tuviera ocasiones, es que Mamardashvili lo paraba todo.
Sólo el cabezazo de Le Normand fue imparable para él en la primera mitad. Era el primer gol del futbolista de la Real con la selección. Un jugador que llegó para ganar la Liga de Naciones y que se ha integrado de manera perfecta. Tanto que hasta reconoce que habla en español con Laporte, su habitual compañero en el centro de la defensa, y francés nacionalizado español como él. Su gol llegó en un remate después de una falta que sacó Ferran Torres de manera precisa.
El extremo del Barcelona tenía ganas de demostrar que tiene un hueco en la selección. No estaba entre las preferencias de De la Fuente en los comienzos, pagaba su desastroso Mundial y la falta de confianza en el Barcelona, pero se va haciendo un sitio. Por su lado llegaba la mayor parte del peligro de España. Aunque su gol llegó por el otro costado, por una jugada que se llevó hasta la banda izquierda y desde allí Gayá puso la pelota en la cabeza de Ferran.
No existió más Georgia desde entonces. Había llevado peligro hasta la portería de España en los contrataques. A España le costaba vigilar su espalda y así llegó el tanto de Kvaratshkelia, en un pase en profundidad de Chakvetadze que Le Normand e Iñigo Martínez no pudieron evitar que atrapara el jugador del Nápoles.
No afectó mucho ese gol al desarrollo del partido. Se trataba de que España sumara una victoria más y de que se asegurara ser cabeza de serie. No había prisa.
El gol tenía que llegar y llegó por la cabeza de Ferran Torres y por un remate en propia portería de Lochoshvili, un autogol que aseguraba definitivamente la victoria de España, aunque aún quedaba mucho partido.
La Roja sacaba partido de su llegada desde las bandas. Los tres goles llegaban en centros desde los costados y en cabezazos. Un recurso que antes no trabajaba la selección y que busca Luis de la Fuente, que quiere huir del abuso de la lateralidad que era habitual con el anterior seleccionador. De la Fuente quiere tratar bien al balón, pero llegar antes al gol que Luis Enrique. Quizá sea un reflejo de su época de jugador, cuando era un lateral izquierdo con bigote que llegaba hasta la línea de fondo para poner centros en la cabeza de los delanteros del Athletic Club. Y lo mismo siguió haciendo cuando en el Sevilla adelantaban su posición hasta el centro del campo. Más o menos lo que hizo Gayá en el gol de Ferran Torres.
El extremo del Barcelona no acabó el partido a pesar de que era uno de los más activos en el ataque. En la cabeza del seleccionador, probablemente, estarían el reparto de minutos y la lesión de Gavi, que hacía recomendable no forzar a más jugadores del Barcelona. Aunque el que lo sustituyó fue otro compañero suyo en el equipo azulgrana, Lamine Yamal.
Para De la Fuente no había dudas de que el extremo quiere jugar con España, pero quedaba la duda todavía de que una llamada de Marruecos pudiera hacerle cambiar de opinión. Pero ya no será posible. Su cuarto partido con la absoluta le imposibilita ya cambiar de país futbolístico.
Georgia no renunció a buscar el gol hasta el último instante, hasta una falta al borde del área después de un error de Unai Simón que lanzó casi sobre el pitido final. Pero el trabajo ya estaba hecho y la victoria asegurada. Aunque en el ánimo de los futbolistas pesara más el temor por las consecuencias de la lesión de Gavi. Era una alegría a medias. La alegría que se puede tener cuando se gana un partido y se lesiona un amigo.
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