Mundial de Balonmano

España, un equipo

Batió a una gran Alemania en una magnífica recta final de partido con la defensa, Sierra y Aginagalde como líderes Tras sufrir en la primera parte, la Selección se «reinventó» y ahora espera Eslovenia

El pivote de España Julen Aguinagalde celebra la victoria del equipo ante Alemania
El pivote de España Julen Aguinagalde celebra la victoria del equipo ante Alemanialarazon

España ya está en semifinales y luchará por las medallas en «su» Mundial después de derribar a Alemania en un partido que le sirvió para presumir de portero, de pivote y de colectivo. Cuando todos esperaban a Sterbik, Sierra fue el héroe bajo el larguero. No estaba aquí, en un campeonato del mundo en casa, sólo como espectador o para jugar los partidos de relleno. «Importa el colectivo», decía después, sin darse importancia. Sus paradas levantaron a un equipo al que Julen Aginagalde empujó hasta el penúltimo partido con sus goles. A él siempre se le espera y no suele fallar. Tampoco la defensa de España, la clave de todo en la segunda parte después de media hora en la que nada estaba claro...

...Porque a los diecisiete minutos de partido España seguía contenida, maniatada, sin poder lucir su letal contragolpe. No robaba balones. En ese momento Víctor Tomás arrancó por primera vez y finalizó su carrera con un gol. Por desgracia, no fue la norma; era una excepción. Y la Selección, si no corre lo pasa mal. Valero Rivera había estudiado a Alemania y cambió su defensa habitual, la 6-0, por una 5-1, pensando en entorpecer a los robóticos alemanes. Era un plan. No funcionó. Porque de robóticos y cuadriculados, poco o nada. Alemania movía la pelota con soltura y encontraba con facilidad los pases al pivote. También salía a la contra con velocidad. Si no hubiera sido por el color de la camiseta –roja la de España y blanca la de Alemania–, hubiera podido parecer que los papeles estaban cambiados. Alemania parecía España y estaba cómoda, feliz incluso, porque esperaba un infierno de partido y comenzó ganando y sorprendiendo. Eso sí, no apabullando, no con grandes ventajas. Dos tantos como máximo. Desde el 5-7 del minuto 13 hasta el 12-14 del descanso. Esta vez sí hizo falta tirar de corazón para seguir en el partido. Lo ideal es el equilibrio: cabeza y alma. Pero ayer la cabeza de los «hispanos» estaba bloqueada por los alemanes. Tozudos parecían los primeros y «jugones» los segundos. Otra vez los papeles cambiados. Allí estaban las autopistas para correr, una en cada lado, pero no se podía, no había recuperaciones. Allí estaba la roca Julen trabajando, pero no lo encontraban. Víctor Tomás era la resistencia, brazos en alto pidiendo ayuda al público después de cada gol, ahora desde el extremo, ahora colándose a la zona central, para que el daño no fuera demasiado.

No le gustaba a España lo que sucedía. Tan raro era el panorama que hasta Sterbik, uno de los mejores del mundo, pidió el cambio. Los porteros de balonmano son una especie rara. El guardameta del mismo equipo es su «rival» por el puesto, pero también el confidente, al que pide consejo en cada jugada y al que pide el cambio si no lo ve claro. Se marchó Sterbik y entró Sierra a los trece minutos. Pero ¿es que Sierra es malo? «Siempre está y siempre aporta», dijo después Valero Rivera. El meta juega en el PSG, el nuevo rico de Europa. O mejor, preguntar a los alemanes. Ya en la primera parte intervino el portero andaluz.

Pero en la segunda llegó el despegue definitivo. Un cambio en la defensa dio la vuelta a todo. Rivera volvió a su tradicional 6-0, ordenó que se cerraran atrás los espacios para permitir los tiros lejanos y que Sierra respondiera. «Quillo», que así le llaman, lo hizo. No llena tanto el chándal como Sterbik, puede parecer que le está grande, pero suele estar colocado en el lugar ideal. Pura intuición. Cada parada era celebrada con todo el banquillo. Las caras ya eran otras. Del miedo a la alegría. «Tuvimos que reinventarnos», reconocía Alberto Entrerríos, otro de los que asumieron responsabilidades cuando no salía nada.

Pero a partir de ahí, de esas paradas, todo fue distinto. Víctor Tomás volvió a correr y Julen Aginagalde se hizo el dueño del partido para romper la igualdad, superado el cuarto de hora de la segunda mitad, cuando la defensa de «La Roja» ya se había asentado definitivamente. Fueron ocho minutos mágicos para firmar un parcial de 7-1 que resultó definitivo. Del 19-20 (min 47) para Alemania se pasó al 26-21 (min 55). En medio de todo ello Julen hizo su labor de destrucción con cinco de los siete tantos, con el poderío de siempre, un martillo chocando contra una pared que quedó destruida y que abre el camino hacia la siguiente fase, donde espera Eslovenia.

FICHA TÉCNICA

RESULTADO: ESPAÑA, 28 - ALEMANIA, 24 (12-14, al descanso).

EQUIPOS.

ESPAÑA: Sterbik, Tomás (7, 1p), Maqueda (3), Entrerríos (6), Aginagalde (7), Sarmiento (1) y Rivera (3) -siete inicial_Rocas (1), Ariño, Montoro, Morros, Guardiola, A.García, Cañellas, Ruesga y Sierra (ps).

ALEMANIA: Heinevetter, Groetzki (2), Roggisch, Haab (3), Weinhold (2), Christophersen (4, 1p) y Klein (6) -siete inicial- Kneer, Wiencek (1), Reichmann, Theuerkauf (4), Strobel, Schmidt (1p), Fath y Pfahl (1).

PARCIALES CADA CINCO MINUTOS: 3-3, 5-5, 7-7, 9-9, 10-10, 12-14 -descanso- 17-15, 18-18, 20-20, 22-21, 26-21 y 28-24.

ÁRBITROS: Matija Gubica y Boris Milosevic (CRO).Excluyeron dos minutos a Entrerríos (2), Maqueda, Guardiola, por España, y a Roggisch (2), Pfahl, Christophersen, Strabel, Kneer y Haab, por Alemania.

PABELLÓN: Príncipe Felipe de Zaragoza.