Final Liga de Campeones

Fullkrug, un goleador de aparición tardía

El delantero del Dortmund no se ha estabilizado en la élite hasta que se acercó a los 30. Marcó un gol al PSG

Zayre Emery y Füllkrug
Füllkrug, ante el PSGAgencia AP

Niclas Fullkrug tenía 29 años cuando vistió por primera vez la camiseta de la selección alemana. No había recibido la llamada de la tetracampeona del mundo hasta que Hansi Flick, el nuevo entrenador del Barcelona, dio la lista definitiva para el Mundial de Qatar. Cuando debutó en la fase final contra Japón su única experiencia previa con la selección absoluta había sido un amistoso de preparación contra Omán.

La carrera del delantero del Dortmund ha sido extraña. No se estabilizó en la Bundesliga hasta que ascendió con el Hannover en 2017. Hasta entonces había disputado poco más de una veintena de partidos repartidos en tres temporadas con el Werder Bremen, un histórico venido a menos.

Fue en su regreso a Bremen cuando hizo notar su acierto en el remate. En la temporada 22/23, la del Mundial de Qatar, marcó 16 goles. Y por eso el Dortmund se fijó en él con este curso ya comenzado. Jugó los dos primeros partidos de la Bundesliga con el Werder Bremen antes de vestirse de amarillo. En esa carrera de desarrollo tardío esta ha sido la temporada de su debut en la Liga de Campeones.

Será cosa de la edad, pero ese estreno no ha impresionado al delantero del Dortmund, que en la primera fase sólo marcó un gol, ante el Newcastle, pero acertó con la portería en la vuelta contra el Atlético de Madrid y fue el autor del único tanto en la ida de las semifinales contra el PSG.

Fullkrug es un delantero de apariencia antigua, de esos que parecen exigir pelotazos por arriba y arrollar al rival, pero ofrece soluciones con los pies. Aunque hay otra caractertística que le hace parecer más antiguo de lo que es, ese diente que le falta, uno de los colmillos y que parece emparentarlo con Joe Jordan, aquel desdentado delantero escocés de los finales de los 70 y principio de los 80. Pero no tiene nada que ver con choques de cabeza y pérdida traumática de piezas dentales. A Fullkrug nunca le creció ese colmillo. De pequeño intentó corregirlo, intentando separar los dientes de al lado para que en el hueco le cupiera un implante. Pero ahora que el hueco ya es suficientemente grande ha renunciado a corregirlo. Toda su vida le ha faltado ese colmillo y ahora lo ha convertido en su seña de identidad.