Tragedia
El estadio de La Corregidora de Querétaro: de los cuatro goles de Butragueño a la masacre
La Corregidora, donde Butragueño marcó cuatro goles a Dinamarca, fue escenario el fin de semana de una batalla campal
El 18 de junio de 1986, en la madrugada española, Emilio Butragueño dejó de ser un futbolista para convertirse en leyenda. Marcó cuatro goles a Dinamarca en el estadio de La Corregidora de Querétaro y minutos después un grupo de aficionados ya querían convertirlo en presidente del Gobierno al grito de «Oa, oa, oa, Butragueño a La Moncloa».
España estaba en plena campaña electoral, cuatro días después elegía por segunda vez a Felipe González presidente del Gobierno, pero con los pies en remojo en la fuente de Cibeles se veía mucho más lógico que fuera el Buitre quien gobernara el país.
El mismo día que Felipe era reelegido, el 22 de junio, España caía eliminada contra Bélgica y el país pasó de los goles de Butragueño al penalti de Eloy. Sin saberlo, la selección acababa de comenzar una era en la que siempre se iba para casa en los cuartos de final y, a ser posible, en las tandas de penaltis.
Butragueño dejó huella en México y México en él. Fue el país que eligió para retirarse, en el modesto Atlético Celaya en el que volvió a reunirse con Míchel y con Hugo Sánchez. Pero su nombre quedó unido para siempre al estadio de La Corregidora de Querétaro, el mismo que este fin de semana ha sido escenario de una batalla campal entre los ultras del equipo local, los Gallos de Querétaro, y el Atlas de Guadalajara con un resultado reconocido por el Gobierno mexicano, por el momento, de 26 heridos. De momento no se ha hecho oficial ningún fallecimiento, aunque resulta difícil de creer que todos los involucrados en la reyerta salieran vivos de allí.
«Es una tragedia porque, aunque no hay muertos, no podemos decir que no es una tragedia y no podemos permitir que se politice», afirmó el gobernador del estado de Querétaro Mauricio Kuri González.
Cuando se había jugado aproximadamente una hora de partido los incidentes comenzaron en las gradas y se trasladaron al césped, del que los futbolistas huyeron rápidamente camino de los vestuarios.
Algunos testimonios son estremecedores y desmienten la teoría de las autoridades de que la batalla campal terminó sin muertos. «Al ver las imágenes también para nosotros es increíble que no estén muertos, porque literalmente se ven inertes los cuerpos, sin embargo mi responsabilidad es decir la verdad. Hay 26 personas que ingresaron al hospital de las cuales 19 ya fueron dadas de alta», decía el gobernador del estado en una entrevista en Televisa. «Tenemos a cuatro que están en código amarillo, que su vida no corre peligro. Uno de ellos perdió el ojo, es queretano, pero se fue a Ciudad de México a tratárselo de salvar. Y tenemos uno que digamos sigue grave», añadía.
La Liga mexicana, que suspendió su actividad el fin de semana después de la batalla campal vivida en el estadio de La Corregidora, ha prohibido a partir de ahora el acceso de las aficiones visitantes a los estadios. «Las barras de equipos visitantes, a partir de hoy, no van a poder ir a los estadios, esta determinación vamos a llevarla a ratificación en la próxima junta con los dueños de los equipos», dijo el presidente de la Liga, Mikel Arriola. También ha cerrado el estadio de La Corregidora. «No puede haber fútbol aquí en Querétaro. La Comisión Disciplinaria resolverá qué va a pasar con el estadio y como medida previa no habrá actividad futbolística aquí», añade.
El estadio de La Corregidora ha quedado manchado de sangre. El lugar donde el Buitre se hizo mito ahora queda devorado por el dolor.
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