LaLiga

El Atlético golea al Alavés en una jornada de servicios mínimos (4-1)

Dos goles de Joao Félix y otros dos de Luis Suárez dan a los rojiblancos una victoria que peligraba a quince minutos para el final

Lodi despeja un balón en el partido contra el Alavés
Lodi despeja un balón en el partido contra el AlavésGonzalo Pérez MataLa Razón

El Atlético funciona con servicios mínimos desde hace tiempo. Se esfuerza el tiempo justo para ganar los partidos y después se conforma con mirar el reloj y dejar pasar el tiempo. Ni siquiera controla los partidos con la pelota. No es su estilo. Y entre imprecisiones deja que el rival se crea capaz de todo. Aunque llegue al Metropolitano en puestos de descenso y con cara de funeral, como el Alavés. La mayoría de las veces reacciona a tiempo y hasta se permite cerrar el partido con una engañosa goleada.

Joao Félix creyó matar el partido con su gol. Y eso parecía. En el resultado y en el espíritu. El parón de Liga se interrumpió durante diez minutos, lo que tardó el portugués en marcar, y continuó después. Sin ninguna intensidad. Sin ninguna intención más allá de dejar pasar el tiempo hasta que llegara el momento de liberar a los aficionados de la tortura que suponían el frío ambiental y el que generaba el juego.

Desapareció el Atlético, como acostumbra después del temprano gol de Joao. Al menos en esos diez minutos dio tiempo a ver que Vrsaljko está recuperado del todo. De una buena conexión con Griezmann y de su carrera por la derecha nació el gol, impulsado por un cabezazo perfecto del portugués, que se ha convertido en un especialista en los últimos tiempos. Es una de las habilidades que ha añadido a su catálogo esta temporada. Los controles para dejar la pelota dormida aunque viaje desde otro mundo, como hizo con un pase de Savic, ya los traía de serie.

Pero no hubo más Atlético hasta que se sintió obligado en la segunda parte por el gol del Alavés. Le costaba elaborar al equipo vitoriano, pero cuando la pelota llegó a la cabeza de Escalante supo dónde ponerla para que no llegara Oblak.

Después de unos minutos de incertidumbre los rojiblancos se volvieron a activar con la ayuda de Lejeune, que hizo un innecesario penalti a Matheus Cunha. Lo lanzó Luis Suárez y volvieron a escucharse los gritos de «uruguayo, uruguayo» para celebrarlo desde la grada.

Con eso le hubiera bastado al Atlético, pero no a Joao Félix. El portugués se inventó el tercero con una jugada individual que terminó con un pase con el exterior a Cunha, que sólo tenía que empujarla en el área pequeña. Pero eligió en el que podía pararla Pacheco. Remató Joao Félix el tercero que no supo rematar su compañero. Y como el Alavés ya le había interrumpido la siesta, siguió despierto para que Suárez marcara el cuarto.