F. C. Barcelona
Cara a cara: ¿se está cargando el Barça la Masía?
La Masía cuelga un cartel: se vende
Mi estimada Carme, el Barça, entidad universal de la moralidad, los valores, las lecciones de vida y demás sermones repetidos, reiterados y expuestos como simbología de alguien que dice ser diferente, pero es uno más, ha tocado fondo. Su principal motivo de orgullo, La Masía, está defenestrada, olvidada y hasta repudiada, pero se veía venir. Sólo los ciegos se creyeron la fábula ideada por Guardiola y refrendada por Xavi y cía. Una generación única para sacar pecho, pero los Puyol, Xavi, Iniesta, y, sobre todo, Messi, salen una vez en la vida... lo demás, cuentos de verano.
Cantera vs. Cartera
Aún recuerdo a ese Piqué defendiendo con orgullo los valores del Barça. Mientras, el Madrid acudía a «Caja Madrid a pedir un crédito para financiar fichajes» tras una temporada decepcionante, los culés aireaban su confianza en los proyectos formados bajo el sol de la Barceloneta. La famosa cartera blanca contra la evangelización azulgrana. Se vende a Pedro, aunque nunca fue canterano; Montoya huye ante la «temible» competencia de Douglas; Valdés no aguantó más; Rafinha era tapado por jugadores pagados a golpe de talonario; Cesc se hartó de la doble moral... y así, hasta dejaros en cueros defendiendo la teoría de la Cantera. Huyen los canteranos de La Masía ante una plantilla repleta de foráneos. Aunque Carme, como os conozco, dentro de nada diréis que Neymar, al llevar tres años, se puede considerar producto propio. Con Alves igual... e incluso dentro de nada podréis bautizar a Ter Stegen en Sabadell. Pero ya no cuela...
La bandera de la ONU
La gran diferencia es el discurso. Jamás habrás oído desde el Bernabéu lecciones morales o de comportamiento, ni en vías de actuación. El Madrid es universal. Si es bueno, da igual que haya nacido en Alcorcón que en Liverpool. No se pregona, se actúa. Pero el Barça... De hacer bandera con los canteranos a tener que lucir, en lugar de la senyera, la bandera de la ONU. Brasil, Argentina, Croacia, Turquía, Alemania, Francia... un crisol de nacionalidades, incluida la española. Avísame cuando se venda la parcela de La Masía, es cuestión de tiempo.
¡Qué daño ha hecho el triplete!
Ccreo que el triplete ha hecho más daño del que parece. Los que han encajado mal el poderío deportivo del Barça esta última temporada y desencajan a la par –y a escondidas– las mandíbulas viendo el excelente 2015 de Messi y el más que posible Balón de Oro arremeten contra la factoría azulgrana de «cracks». Porque eso es lo que ha sido, es y será La Masía: un fluir constante de jugadores que han alimentado selecciones y clubes. Apreciado José Luis, te recuerdo que el mejor jugador del mundo y unos cuantos que le rodean han salido de esa fábrica de fútbol. Y como Leo, que llegó a los 13 años y es culé hasta las trancas, nace uno cada 100 años. Asimismo, te apunto que esta última década mal no le ha ido al Barça, por no hablar de los cuatro títulos que ha conseguido un equipo en el que han participado Piqué, Xavi, Iniesta, Busquets, Bartra, Sergi Roberto, Pedro, Alba... Cierto es que no asistimos a su mejor racha de canteranos, pero el Barcelona sigue siendo el sustento de muchos clubes de aquí y de allá.
La envidia y los valores
Los valores no económicos despiertan envidias. Muchas. Ni se compran, ni se venden, como el cariño verdadero. Hablemos de ellos. Casillas, Sergio Ramos... Portero canterano y central. Capitanes y madridistas hasta decir basta. Al primero le hicieron pasar dos años que muchos no le desean ni a su peor enemigo y el segundo le ha dado un veranito a la afición merengue que va a ser difícil de olvidar. A uno lo despiden y al otro lo renuevan tras solucionar unos «problemas personales» por un pastizal.
Del fin de ciclo al triplete
Me da la risa cuando me hablas de «cartera». A 600 kilómetros de la Sagrada Familia habita otra que no vive de limosnas, precisamente. Y que tira de talonario con una alegría extraordinaria. Porque te recuerdo que Florentino, cuando subió al poder, prometió españolizar el Madrid y en seis años ha gastado tanto dinero en galácticos extranjeros que con semejante dispendio podría acabar el templo de Gaudí. Al final, siempre cantan los números y los resultados avalan al Barça. De aquel fin de ciclo, al triplete. Bienvenidos al mundo real, que no Real.
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