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El Chiringuito de Pedrerol: El aura de don Alfredo

Su carisma eclipsaba a todas las estrellas y generaba respeto y veneración. Se va un mito del fútbol y una persona especial

«Como presidente de honor ha sido la bandera del Real Madrid»
«Como presidente de honor ha sido la bandera del Real Madrid»larazon

Su carisma eclipsaba a todas las estrellas y generaba respeto y veneración. Se va un mito del fútbol y una persona especial

Había que conocer a Di Stéfano. Su carácter podía parecer agrio. Era siempre muy directo y su ironía no era fácil de encajar al principio. Pero Don Alfredo desprendió siempre, incluso ya muy mayor, un gran sentido del humor, producto de la persona inteligente que era. Siempre sincero y contundente, lo que sobresalía en Di Stéfano era su carisma. El aura que desprendía a su alrededor. Había que sentirla. Su presencia, su leyenda y su historia imponían respeto y admiración en cualquier acto. Adquiría un papel estelar en todos ellos por encima del verdadero protagonista. Y todos lo asumían. Nadie le podía hacer sombra a «La Saeta Rubia». No sólo nos ha dejado el mejor jugador de la historia del Real Madrid y del fútbol, como destacó ayer entre lágrimas el presidente Florentino Pérez en su emocionado adiós al mito. No sólo se nos ha ido la primera gran estrella mediática de este deporte. Se nos ha marchado una persona muy especial. Un hombre singular.

- Todos en pie

Desde los más veteranos, que le admiraron con la cercanía de quien le ha visto jugar, hasta los noveles, a quienes les contaron cómo Don Alfredo ayudó al Real Madrid a convertirse en el mejor equipo de la historia; todos se ponen de pie para ovacionar a un genio que dedicó su vida a la «vieja». Así llamaba Di Stéfano a la pelota. Muestras de cariño y adoración hacia su figura están llegando al Santiago Bernabéu desde todos los rincones del mundo. Desde dentro y desde fuera de su querido Real Madrid. Desde dentro de su amado fútbol, con Blatter y Platini a la cabeza, y también desde fuera. Desde su Argentina natal, desde su España de adopción y desde todo el planeta. No siempre se sintió tan importante. Cuando Florentino Pérez le nombró en el año 2000 Presidente de Honor del club madridista, obtuvo por fin en su corazón la recompensa a su brillante trayectoria, el reconocimiento real y público a su enorme peso en el club, el premio por una vida entregada por entero al Real Madrid. Y Alfredo se vino arriba otra vez. Se creció. Desde entonces ha sido la mejor bandera de la entidad. Y su imagen.

- Devoto de Zidane

Admirado por todos, también tenía sus ídolos. Jamás ocultó en los últimos años su devoción por un futbolista al que consideraba especial, diferente a los demás. Y que siempre le trató como a un padre. Se trata de Zinedine Zidane. Don Alfredo le llamaba «El Maestro» cada vez que le veía jugar. De hecho, dejó una de esas perlas tan suyas para referirse al astro francés: «No sé si estoy enamorado de ''Zizou'', pero todo lo que hace con el balón es perfecto». De genio a genio. Como también cogió de «El Gaucho Martín Fierro» un verso que le definía a la perfección: «Yo soy toro en mi rodeo y torazo en rodeo ajeno». Don Alfredo era fiero ante su afición en el Santiago Bernabéu, pero aún más cuando había que dar la cara y marcar el territorio madridista en otros campos. Los rivales siempre le admiraron tanto como le temieron. Era un huracán en el campo. Jugaba en todas las posiciones. Era un todoterreno. El primer jugador imparable. Aunque él siempre dio más importancia al trabajo del equipo como reveló en una de sus míticas frases: «Ningún jugador es tan bueno como todos juntos».

- Protagonista en las presentaciones

La figura de Don Alfredo quedará especialmente ligada a las grandes presentaciones blancas de los últimos tiempos. Él quería estar en todas ellas y enseñarles a los nuevos futbolistas desde el primer día lo que significa enfundarse la camiseta del Real Madrid y tener el escudo de este club en el pecho. Recibió con los brazos abiertos a los Luis Figo, Ronaldo Nazario, David Beckham o Kaká... y, por supuesto, a Cristiano Ronaldo. Aquel día, con el Santiago Bernabéu lleno a reventar en la mayor presentación de la historia del club, Alfredo di Stéfano fue doblemente feliz.

- Se va con su amigo Eusebio

Aquel día, Don Alfredo no sólo dio la bienvenida y el testigo al mejor jugador del momento, como era Cristiano. También tuvo a su lado al gran Eusebio, «La Pantera de Mozambique». Eran amigos desde siempre y se profesaban una admiración sincera y mutua. En enero de este año también nos dejó la inolvidable leyenda del fútbol portugués. Seis meses después, se nos marcha Di Stéfano. Ya están juntos allá arriba. Que les den un balón.