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Eurocopa 2020

Jorginho, el motor de Italia que aprendió a jugar con su madre en la playa

Maria Tereza fue también la que se empeñó que triunfara en Italia. Este curso ha ganado la Champions con el Chelsea

Jorginho, sonriente en el último entrenamiento de Italia antes de jugar frente a España
Jorginho, sonriente en el último entrenamiento de Italia antes de jugar frente a EspañaDAVID KLEINREUTERS

En la familia de Jorginho el futbolista bueno era Maria Tereza. Su madre fue una jugadora aficionada con bastante talento, mientras su padre fue un portero de los muchos que se ponen entre los tres palos. Ella es la que se iba a la playa con el niño a perfeccionar su técnica y la que insistía una y otra vez en que controlara con precisión la pelota. Muchos de esos gestos los ha replicado este curso el centrocampista para llevar al Chelsea a conquistar la Liga de Campeones y también es el cerebro de esta Italia que está asombrando en la Eurocopa.

Porque Jorge Luiz Frello Filho nació en Brasil pero un antepasado italiano le permitió llegar a Europa con el pasaporte comunitario bajo el brazo. En la playa no sobraba precisamente el dinero y el viaje de Jorginho era una oportunidad para triunfar en el fútbol y dejar atrás un pasado de estrecheces. Pero él era eso, sólo un niño, y no aguantaba estar lejos de los suyos. Aquí aparece otra vez la figura de Maria Tereza, que al teléfono se ponía dura con él cuando le pedía regresar a casa. Vivía en la residencia del Hellas Verona, que era un monasterio y al chico se le caían los muros encima. Llamaba llorando y le pedía dejar el fútbol, a lo que ella respondía que si regresaba, se buscara un lugar donde vivir. No era verdad, pero quería convencer a su hijo de que aguantara porque sabía que tenía potencial para ser el futbolista que ahora mismo es.

Jugó en cuarta división de Italia con el Sambonifacese y en la cantera del Hellas Verona hasta que apareció otro nombre clave en su carrera. El de Sarri, el técnico de aquel Nápoles de autor que jugaba de maravilla en el que Jorginho era una pieza fundamental. Sarri también venía de muy abajo, del fútbol amateur y de muchas horas de campos de tierra. Su aparición fue como la de una especie de Bielsa a la italiana, con una idea de fútbol total, con mucha intensidad y mucho ataque. Un ecosistema donde los futbolistas crecían. Y eso hizo Jorginho, mostrarse como un centrocampista capaz de pensar por todo el equipo y marcar los tiempos que convenían en cada momento. Un cerebro siempre dispuesto a tener la idea más adecuada. Sarri despertó el interés del Chelsea y se llevó a Jorginho con él a Londres para intentar trasplantar su método a Stamford Bridge. La cosa no fue del todo bien para el técnico, pero su pupilo le sobrevivió en el club y como pareja de Kanté ha conquistado Europa con Tuchel.

Diez millones pagó el Nápoles al Hellas Verona por su traspaso y 57 apoquinó el Chelsea a los napolitanos en julio de 2018. El niño humilde que aprendía en la playa a las órdenes de su madre y al que le costó adaptarse a Italia se convirtió en un diamante que llegó a la selección Italia con Conte y ahora se siente feliz junto a Mancini. Es el motorcito de esta Italia que después acelera en campo contrario. Maria Tereza tenía razón, como todas las madres.