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Los De Jong, Memphis Depay... al Barcelona le fallan los Países Bajos

Los tres neerlandeses del equipo azulgrana no son decisivos, como se esperaba de ellos

Depay, en el entrenamiento del Barcelona junto a Piqué, Dest y Jordi Alba
Depay, en el entrenamiento del Barcelona junto a Piqué, Dest y Jordi AlbaAlejandro GarcíaEFE

Luuk de Jong fue el vigesimosegundo neerlandés en la historia en vestir la camiseta del Barcelona. La relación entre el país de los tulipanes y el club azulgrana viene de lejos, desde Johan Cruyff, el primero y el que terminaría de dejar su sello como entrenador, hasta el espigado atacante que tanto está sufriendo porque le ficharon como hombre de área, como hombre-gol, y no le está saliendo. «No me gusta que le piten», defendió Koeman a su compatriota, que ha escuchado silbidos en sus dos últimas apariciones, contra el Dinamo y contra el Real Madrid. Se le recuerdan más los fallos que los aciertos, que en realidad sólo ha sido uno contra el Levante en 392 minutos entre Liga y Champions.

Precisamente Koeman fue uno de los que logró triunfar en el Camp Nou vestido de corto, porque la relación Países Bajos-Barça no siempre ha sido fructífera. Bogarde, Zenden o Afellay pasaron con más pena que gloria; de otros como Kluivert o Hesp se tiene buen recuerdo y los hermanos De Boer u Overmars rindieron muy por debajo de lo que se esperaba. De momento, es lo que también está pasando con Frenkie de Jong. El centrocampista jugó tocado el Clásico y no tuvo su día. Terminó peor y su elongación en el bíceps femoral del muslo derecho le hará perderse hoy el choque contra el Rayo Vallecano. Pero su problema va más allá de ahí. Los 85 millones que se pagaron por él en 2019 parecían más que justificados. Llegaba como referente de un Ajax que esa temporada impresionó a Europa venciendo en el Bernabéu y en Turín. Está muy adaptado a la ciudad, ha aprendido español y ha dejado detalles de lo que es, pero nunca se ha convertido en el jefe del medio campo. Es más un ni fu ni fa. Su mejor momento fue el curso pasado, cuando formó una buena sociedad con Messi, que le asistía para que sorprendiera con sus llegadas desde segunda línea. Todavía tiene 23 años y quizá ese fue el error: llegó con 21 y ya se le vio como un líder natural.

Más hecho aterrizó en la Ciudad Condal Memphis Depay, que cayó de pie con sus filigranas, que sigue haciendo, pero cada vez llevan a menos sitios. No consigue que su talento sume al grupo y sus goles han ido disminuyendo: en septiembre y octubre sólo ha marcado de penalti. «Lo conozco bien. En los últimos partidos no ha podido ser determinante, pero él lo sabe y es crítico consigo mismo. Seguimos trabajando para ver dónde puede hacer la jugada y dónde no», dice Koeman.