Real Madrid
Julen Lopetegui, cuatro meses para perderlo todo
Lopetegui, que en junio pensaba en ganar el Mundial dijo tener fuerzas para seguir en el Madrid. No lo va a hacer. Mañana sería destituito y Conte está listo para coger el equipo
El único que cree en Lopetegui es Lopetegui. El entrenador vivió con intensidad la segunda parte del encuentro en Barcelona, mientras que en la primera se pasó casi todos los cuarenta y cinco minutos con las manos en los bolsillos. Fue ahí cuando su equipo más impotente se mostró, después quiso reaccionar y finalmente, murió.
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“La situación es reversible, el equipo va a ir creciendo-. El equipo tiene vida. Me siento triste pero tengo fuerzas para poder seguir dirigiendo a este equipo, de eso no tengo ninguna duda”, decía el entrenador desde la sala de Prensa del Camp Nou, en sus últimos minutos como entrenador del Real Madrid. Era un secreto a voces que sólo un resultado excepcional le daba vida. Pasó todo lo contrario y Julen deja de ser entrenador blanco después de una derrota dolorosa en el peor sitio posible.
No hay nada que le haya salido bien al entrenador desde que llegó al banquillo. Las lesiones, la baja forma, los resultados y que no ha demostrado capacidad para darle la vuelta a a la situación. “Hemos tenido tres semanas tremendas, nos ha pasado de todo, las dinámicas terminan alguna vez y estoy convencido de que van a terminar y el equipo va a dar la cara”, decía el entrenador, quizá con fe fingida en que tenía futuro. Si la dinámica termina, no va a ser con él al mando.
“El partido ha sido extraño. En la primera parte han sido muy contundentes, con el penalti del VAR que supongo que habrá acertado, pero en la segunda parte recuerdo muchas ocasiones nuestras, un palo, remates... No ha podido ser. Las áreas deciden el fútbol”, continuaba. Y en las áreas su equipo ha estado muy por debajo de un nivel aceptable. Su cifra de goles a favor es muy alarmante y los goles que recibe son un drama continuo. “Tuvieron el penalti y otra acción que nos pillaron con el paso atrás, pero al margen de haber sido superiores no era una parte de 2-0”, intentaba justificar el entrenador. Pero lo que se vio antes del descanso fue un equipo sin capacidad de reacción ni de respuesta ante el juego del rival, un equipo que sabía lo que se jugaba, pero que no tuvo entereza para decidirse por una forma de jugar. Es verdad que luego cambió: “En la segunda parte hemos cambiado cosas, tuvimos el momento de meternos en el partido, tuvimos ocasiones y situaciones claras. No ha sido, y después vinieron más infortunios. El tercer gol ha terminado con nuestras ilusiones y luego el castigo creo que es excesivo. El partido era muy abierto y han sacado ventajas. El resultado no refleja la realidad del partido pero tenemos que asumirlo”. Esa lucha con que el marcador no refleja lo que ha sucedido en el campo ha sido una de las constantes en la vida de Julen en el banquillo del Madrid.
Esa vida ya no da para más. El entrenador llegó al Madrid cuando empezaba el verano. Superado por la emoción, sabía que alcanzaba el momento cumbre de su carrera. Su plan era dotar de estilo al equipo pero ha sido una empresa que le ha superado. No ha conseguido encontrar el punto físico de los futbolistas: “Hay jugadores que por circunstancias han tardado en coger el momento”, explicaba el entrenador, que no fue especialmente emotivo en la charla después del encuentro. Intentó mantener la calma, hacer como que la vida seguía igual, cuando a él le ha cambiado radicalmente. En junio, pensaba que podía ganar el Mundial y ser entrenador del Madrid. No ha llegado ni al cuarto partido de la Champions. Conte, mientras, está listo para coger el equipo de inmediato.
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