Atlético de Madrid

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Oblak detiene al Madrid (1-1)

El equipo de Zidane fue superior al Atlético, pero la gran actuación de su portero evitó la derrota. El Atlético creó peligro tras el tanto de Ronaldo, empató Griezmann y después se defendió

Oblak detiene un balón en el Bernabéu
Oblak detiene un balón en el Bernabéularazon

El equipo de Zidane fue superior al Atlético, pero la gran actuación de su portero evitó la derrota. El Atlético creó peligro tras el tanto de Ronaldo, empató Griezmann y después se defendió.

Cuánto importaba el partido de ayer? Antes del minuto 65, con el marcador igualado a un gol, Zidane quitó a Cristiano Ronaldo que, por supuesto, había marcado el tanto del Real Madrid. Poco después, Simeone quitaba a Diego Costa.

Porque fue un derbi, pero no fue como los últimos derbis, despojado de la emoción de la lucha por la Liga. Sí que hubo la tensión de estos choques, y también una trama casi idéntica a otros encuentros como el de ayer: el Madrid dominador, acosando a un brillantísimo Oblak y el Atlético esperando sus fogonazos mortales. El portero sostuvo a su equipo desde la primera parte hasta la falta final que lanzó Sergio Ramos. No pudo una vez, con Ronaldo, porque ahora mismo el portugués es imparable. Es bastante probable que los rivales ya cuenten con su tanto cuando se enfrentan contra el Madrid y la pregunta no sea qué hacer para evitarlo; la pregunta seguramente es: qué hacer para superar el gol que te va a hacer.

Pero menos en ese remate sin dejarla caer tras un gran pase de Bale desde la izquierda, Oblak impidió que el dominio blanco acabara con victoria.

El equipo de Zidane puso más empeño para ganar, tuvo más la pelota, estuvo más cerca del área rival y buscó mil maneras de penetrar en el entramado defensivo rival y superar a su portero. Pero el partido acabó con un reparto de puntos y nadie se fue excesivamente triste ni nadie le va a dar más vueltas a la cabeza sobre lo que pudo fallar.

Zidane sacó un once sin Casemiro, Isco, Benzema y Modric, aunque los últimos tres acabaron jugando y durante una hora casi todos los intentos blancos llegaron por las bandas. Con Bale y Cristiano Ronaldo de delanteros y el ya clásico 4-4-2 con Lucas y Asensio por las bandas. El primero trabajó como un loco durante todo el partido. De repente se le ve recuperando un balón en el área del Madrid y a los diez segundos está poniendo un centro al área rival. Acabó el partido cojeando, cuando su equipo ya no podía hacer otro cambio, sin parar de correr, porque ése es su modo de triunfar en este equipo.

El Atlético esperaba, sin ninguna prisa y sin ninguna intención. Su aguante y su capacidad para no alterarse pese a los ataques exigen una paciencia infinita al rival para no caer en la desesperación. Y cuando éste se agota o se distrae, el Atlético saca la zarpa y te encuentras con que te ha hecho un gol y casi se lleva el partido. En la primera parte, Diego Costa obligó a una parada de gol a Navas, pero fue después del tanto del Ronaldo cuando el Atlético pudo dar la vuelta al choque: marcó Griezmann y Navas emuló a Oblak con un paradón a un remate de Koke, en el que se le iba el encuentro.

Sólo durante esos diez minutos cambió un poco el guión del partido: el Madrid chocándose con Oblak, excelente ante un remate de Varane; con el larguero, que impidió el tanto de Marcelo, y con las piernas y los rebotes en el área atlética

Se animó el partido después del descanso. Asensio se centró un poco y durante unos minutos dejó la banda izquierda para Bale. Por ese lado, el galés estalló. Juanfran no tiene ya físico para seguirle, tampoco Savic llegaba y por ahí se estiró el Madrid y encontró un agujero en el muro. Desde ese lado, todo le sale natural al once blanco, puede centrar en carrera, con efecto, sin pensar, por instinto y así le puso el balón para que Cristiano hiciese lo que hace ahora siempre: gol.

Fue cuando el Atlético se fue arriba sin ataduras y descentró al Madrid, pero tantas ocasiones a favor le debieron parecer un exceso a Simeone y los suyos, que mandó al equipo a la cueva, otra vez.

Zidane cambió el equipo, para jugar más por dentro, con Benzema, Modric e Isco. Es lo que tiene el Madrid, que cambia de dibujo y estilo con una facilidad tremenda. Tuvo la pelota casi toda la segunda mitad el conjunto local mientras intentaba superar la selva de piernas que es el área rojiblanca. Los rebotes y rebotes se producían otra vez. No había manera. Tocaba el Madrid al borde del área, pero moría siempre en el área. Sin Ronaldo, además, marcar es más complicado. No hubo más remedio que el empate.

Vale. Y ahora, a lo que importa, ahora, a Europa.