Reportaje

Lamine Yamal, Cubarsí... Futbolista de Primera a los 16 años: ¿cómo gestionar la presión?¿Tienen más riesgo de lesión?

Mirar más allá del fútbol, entrenamiento individualizado... Psicólogos y doctores explican cómo ayudar a que los jóvenes talentos aguanten la presión y la exigencia física y no acaben como juguetes rotos

Lamine Yamal y Pau Cubarsí, después del partido con el Betis que ambos jugaron con 16 años
Lamine Yamal y Pau Cubarsí, después del partido con el Betis que ambos jugaron con 16 añosSara Gordon / F.C. Barcelona

El Barcelona jugó su último partido de Liga contra el Betis con dos chicos de 16 años en su alineación titular, que pueden repetir hoy en los cuartos de Copa contra el Athletic Club en San Mamés (21:30 horas, una menos en Canarias, La1). Lamine Yamal ya es un habitual esta temporada (debutó en el primer equipo la pasada, con 15 años), y a él se unió Pau Cubarsí, un central que ya ha cumplido los 17 (lo hizo el lunes, un día después del encuentro), pero que sigue teniendo una edad insólita para estar en la élite. En otros deportes como la natación o la gimnasia es más habitual, en el fútbol no tanto. "Lamine es una realidad, no una sorpresa. A Cubarsí, Fort, Guiu... Los veo preparados. Somos valientes al apostar por ellos, esperemos que salga bien. La cantera es un tesoro", admitió Xavi. También Bayern Múnich, Valencia, Sevilla o Betis han apostado por chavales para sus equipos. El mérito es incuestionable, pero también ha despertado algunos debates. ¿Son demasiado jóvenes? ¿Dónde está el equilibrio entre no cortarles la progresión y meterles demasiada presión? ¿Cómo tratar con ellos tanto en el aspecto psicológico como en el físico?

"Los chicos vienen muy preparados en algunas cosas, pero enclenques en otras"

ABRAHAM GARCÍA (PROFESOR DE INEF EN LA UPM)

“Lo gordo yo creo que no está en el debut, pueden estar preparados para la inmediatez, pero no tanto para la continuidad”, opina Abraham García, Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, profesor de INEF en la UPM de Madrid y que ha trabajado en las categorías inferiores de equipos como el Real Madrid o el Atlético. Fernando Torres, por ejemplo, siempre lo señala como su mentor. “Lo de Gavi, Pedri... Son animaladas, entran jugando todos los días a un altísimo nivel. Ellos tienen los mejores medios: nutricionistas, médicos, podólogos, trabajos de fuerza, preventivos... Yo los veo preparados, pero cuidado. En la universidad me pasa: los chicos vienen muy preparados en algunas cosas, pero enclenques en otras y se está dando un poco un mix que puede ser una caja de bombas”, añade, y apunta a la salud mental como aspecto principal para trabajar con estos futbolistas adolescentes: “Se ha demostrado que los que se han dedicado además de a jugar al fútbol, a regar la planta, como digo yo, y a tomarse otro tipo de inquietudes, que no tiene por qué ser un grado ni una licenciatura, puede ser un curso, no han bajado su rendimiento deportivo y luego han tenido más herramientas no sólo para la retirada, también para la posible frustración”.

Identidad deportiva: mucho más que futbolistas

Porque Abraham se plantea: “¿Qué pasa con el que juega y luego pasa al olvido?”. Los ejemplos son muchos. En la misma dirección apunta José G. Donate, psicólogo especialista en Psicología Deportiva del Instituto Centta: “Hay que insistir a estos jóvenes en que no se desarrollen exclusivamente alrededor del fútbol, que deben tener estudios, formarse, tener proyectos, otras ilusiones fuera del deporte... Y esto les será de gran ayuda también en situaciones difíciles, como por ejemplo si tienen una lesión complicada, una reiteración de malos rendimientos o una retirada precoz del deporte”. La clave es el concepto “identidad deportiva”. “Hace referencia a lo identificado que se siente una persona con su rol de deportista. Cuando esta identidad es demasiado arraigada y no se ve a la persona que hay detrás del deportista, acaban apareciendo una serie de problemas mentales complicados. Entre estos problemas aparecerían: obsesionarse con el deporte, tener pánico al fracaso, autoestima subrogada al rendimiento, problemas graves de ansiedad o depresión”, insiste Donate. El Barcelona lo tiene claro y por eso en el club está la figura de Bojan Krkic, uno de esos chicos que salió demasiado joven y después, aunque hizo una buena carrera, no llegó tan alto como apuntaba. Lo primero que dijo Bojan de Lamine Yamal fue: “Su objetivo de este año debe ser acabar 4º de la ESO”.

"Lo importante es que haya un asesoramiento, pero no de gente que te dé una palmada en la espalda, sino de gente que entienda de fútbol y le ayude a gestionar las autoexigencias"

JOSÉ CARLOS JAENES (PSICÓLOGO)

“Lo fundamental es que independientemente de que estos chavales sean buenos para el fútbol, hay que ver y trabajar en su madurez emocional”, señala el psicólogo José Carlos Jaenes, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. “He visto demasiados deportistas que muy jóvenes se van a Centros de Alto Rendimiento y se volvieron al poco tiempo metidos en fracasos. El entorno familiar es muy importante, y el de los amigos, y que tengan una buena formación porque a veces se pierden por ahí, se endiosan con facilidad ”, continúa Jaenes. Y remata: “Si tienen el nivel de rendimiento, ¿por qué no van a jugar? Lo importante es que haya un asesoramiento, pero no de gente que te dé una palmada en la espalda, sino del psicólogo y de gente que entienda de fútbol y le ayude a gestionar las autoexigencias. Hay que darles tiempo para que maduren y se acostumbren a jugar en estos ambientes que son duros. Los entrenadores deben fomentar en ellos que se diviertan, que es la razón por la que los ponen: que salgan a hacer las cosas que a ellos les gustan y que no se autoexijan más allá de la propia exigencia que es jugar en estos equipos”, prosigue Jaenes. “Tienen que hacerle entender que su valor como persona está por encima de su rendimiento deportivo y que su carrera deportiva es larga, por lo que ya tendrán tiempo para mejorar. Con esto se conseguirá muy probablemente disminuir esa presión psicológica”, piensa José G. Donate.

¿Más riesgo de lesión?

Cubarsí, a los 65 minutos de partido contra el Betis estaba pidiendo geles para hidratarse y los 80 se fue al suelo. Se le habían subido los gemelos. No podía más. Es lógico tanto por la exigencia física como por la mental de debutar en un escenario así. En su caso, apenas lleva nueve apariciones con el filial. Lo que planteó el ex seleccionador Javier Clemente cuando Lamine Yamal fue llamado a la absoluta (más presión para los chicos al ser convocado tan pronto para que no se lo lleve Marruecos) es que él no lo haría pero por una cuestión física, porque todavía no están del todo formados. Algunos de los jóvenes del Barcelona están teniendo problemas de lesiones: Ansu Fati, reiteradas, de menisco y musculares; Gavi se rompió el cruzado y Pedri, musculares. "No creo que sea una carencia física para un momento puntual, pero sí cuando lo alargas en el tiempo. Mira Gavi, saltas por los aires...", insiste en su idea Abraham García, al señalar la mezcla de gente tan joven con calendarios tan cargados. "El cruzado roto puede que no tenga nada que ver con esto, pero al final las estructuras seguramente no están tan, tan sujetas a nivel muscular. Son los indemostrables, pero es un poco como yo lo veo", añade.

¿Corren más riesgo de lesión? El doctor Pedro Luis Ripoll, de la clínica Ripoll y de Prado, que tiene la categoría cinco estrellas de la FIFA, explica los diferentes escenarios y los tipos de lesión que, por lo general, sí pueden ser más problemáticas en los más noveles. “En los jugadores jóvenes, en los hombres en torno a los 14-15 años y en las mujeres 13-14, los cartílagos de crecimiento de los huesos están aún en plena actividad. En consecuencia, cada lesión cuya reparación, como puede ser un ligamento cruzado, esté condicionada por un cartílago de crecimiento activo, es mucho más grave que en el adulto”, dice por un lado. “Luego están las lesiones del cartílago articular [están en las superficie de los huesos y amortiguan, evitan los roces...], que en jóvenes también son mucho más graves, porque hoy por hoy no tenemos capacidad para reparar el cartílago y convertirlo en un tejido igual al original. Somos capaces de generar tejidos más parecidos, pero todavía no son igual. Entonces, en una persona de 15-16-18 años una lesión del cartílago es más importante que en una de 25-26”, explica.

"Los jóvenes deberían tener un entrenamiento específico, no como una persona que ya tiene formadas sus articulaciones"

PEDRO LUIS RIPOLL (MÉDICO DE LA CLÍNICA RIPOLL Y DE PRADO)

Con las lesiones musculares pasa algo similar. “Las lesiones musculares, sobre todo las que afectan a la unión tendón-hueso, suelen producirse acompañadas de arrancamientos óseos, y son lesiones que tienen un tiempo de evolución prolongado y cuya obligación es recuperarlas por completo. El gran problema que tenemos en los futbolistas ya alevines y juveniles es que salen en los periódicos y se produce sobre ellos una especie de mitificación que levanta unas expectativas fuera de lo razonable para estas edades”, afirma Ripoll. “Esto hace que los entrenamientos de los futbolistas jóvenes, que deberían ser específicos para su edad no sean así, y que prácticamente sean los mismos, igual que la exigencia, que los de una persona que ya tiene formadas sus articulaciones y ya tiene desarrollada la capacidad de protección muscular sobre las mismas. Si un futbolista de 90 kilos y 27 años choca con uno de 18 que pesa 70 éste va a tener bastante inferioridad. No estamos hablando del juego, porque en el juego el joven puede tener más versatilidad, elasticidad y frescura, estamos hablando de un impacto que puede generar una lesión. Ahí el futbolista joven lleva todas las de perder”, añade, y señala que en el caso de los jóvenes en particular, aunque en realidad siempre, se debería “ser absolutamente ambiciosos e intransigentes”, es decir, no forzar reapariciones antes de tiempo que pueden “poner en riesgo no sólo una carrera futbolística, sino la supervivencia funcional de la articulación”. Por desgracia, esto no siempre sucede.

También sería ideal un entrenamiento individualizado. “No sólo entrenamiento, la puesta a punto de un jugador, que es todo lo que hay que hacer para que su rendimiento sea el máximo en una duración de 8 meses, que es lo que dura competición. Es la preparación psicológica, en el caso del jugador joven muy importante, con una adecuación de cuáles son sus expectativas, intentando mantener un equilibrio que no le lleva a la frustración. El descanso: el futbolista joven debe mantener unas pautas de descanso quizá más estrictas que el adulto. La alimentación y la preparación física individualizada en función de las características de su aparato locomotor...”. “Existen casos en la mente de todos de futbolistas sobre los que se ha puesto un foco mediático que no ha ayudado a la evolución de sus carreras. Mejor tener moderación que no poder convertirlos en estrellas a los 20 años”, concluye el médico.