Restringido
Leo y Vdal, a conquistar América
Dos entrenadores argentinos (Martino y Sampaoli) en el banquillo de las dos selecciones (Argentina y Chile) más fuertes de la Copa América, que, a su vez, cuentan con dos estrellas que están en el momento más dulce para llegar al éxito.
Acabó la primera fase de la Copa América y, ante las dudas de Brasil y su estrella Neymar, que ya no volverá a jugar por sanción, dos selecciones se presentan como favoritas al título: Argentina y Chile. La albiceleste, claro, es la aspirante número uno. Tiene a Messi.
- Argentina, sólida... y con Messi
Su propuesta: equilibrio + talento. Los centrales, Garay y Otamendi, seguros. Las bandas, para Zabaleta, que representa la eficacia, y Rojo, el intermitente. En la sala de máquinas, la responsabilidad de la creación es para Pastore, un interior clásico que combina, pasa, llega e incluso a veces ralentiza el juego, pero tiene una gran imaginación. Mascherano es el camión de auxilio, lo «corrige» todo; con Biglia, más defensivo, de escolta a su izquierda en lugar de Banega. Con él, Tata Martino prefiere evitar riesgos de ruptura de líneas. ¿Motivos? El NO retorno de los de arriba. Di María parte de la izquierda, pero tiene libertad total. Desde ahí es capaz de todo: conducción, tiro, llegada... Kun Agüero es la referencia. Está en un momento de forma «top» y es el 9 ideal: gol + combinaciones. Por si fuera poco, esperan turno Higuaín y su coraje y el lujo del «Apache» Tévez, que espera su momento agazapado. Aparte, Leo Messi, el rey, con ganas, en un buen estado de forma y feliz. Número uno al trono.
- Chile, obligada a todo
Una generación de buenos futbolistas, un sentimiento de un país. Hipermotivados. No quieren y no deben fallar, sería una catástrofe para la selección anfitriona. Aquel sueño que empezó con el loco Bielsa en el banquillo, que lo personalizó y lo dotó de un estilo de juego, hoy lo continúa otro argentino, Jorge Sampaoli, partitura al pie de la letra. Su defensa de tres centrales (bajitos pero matones) es muy contundente y sus laterales son dos puñales. La sala de máquinas es muy potente con Vidal, el conflictivo, como jefe y jugador de largo recorrido. La imaginación, la calidad, el pase, los aporta Valdivia y la personalidad y llegada Aránguiz, mientras Pizarro espera en el banquillo. Tienen, además, un ataque letal. El malabarista Alexis, capaz de desequilibrar con sus quiebros, y la velocidad de Vargas hacen de Chile un gran candidato. Sólo el estrés paralizante del miedo escénico que provoca el ahora o nunca les puede detener.
Ney, ¿víctima o provocador?
Su fútbol: bello imaginativo, mágico, capaz de levantar al público de sus asientos... Pero está en entredicho. Y el rival, ¿qué? ¿Humillado?, ¿despreciado?, ¿saca el hacha de guerra? La afición pide justicia. Fuera caretas. Sentencia: ¿premiamos al arte o al verdugo?
Vidal, beber... agua bendita
Chile busca su corona, el tercer puesto del 62 en el Mundial en el que eran locales nadie lo recuerda. Años de travesía en la nada. Hoy, Vidal abandera el sueño de la Roja. El perdón por su incidente llegó, uff, «mirando hacia otro lado»... Persiguen el éxito tan ansiado.
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