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El Espanyol anula al Barça

Los de Luis Enrique, limitados por la intensidad de su rival, se quedan sin juego en el derbi y ceden dos puntos y el liderato. Suárez y Messi chocan con los postes

El delantero argentino del FC Barcelona Leo Messi (c) y el defensa Jordi Alba (i) presionan al centrocampista del RCD Espanyol Marco Asensio
El delantero argentino del FC Barcelona Leo Messi (c) y el defensa Jordi Alba (i) presionan al centrocampista del RCD Espanyol Marco Asensiolarazon

Los de Luis Enrique, limitados por la intensidad de su rival, se quedan sin juego en el derbi y ceden dos puntos y el liderato. Suárez y Messi chocan con los postes

Luis Enrique aseguró en la previa que todavía no se notaba ambiente de derbi, que era sólo 1 de enero, un día raro, pero que «mañana» [por ayer] sería otra historia... Y vaya si lo fue, un derbi con todos los alicientes: pasión, roces y no demasiado espectáculo futbolístico puro, pero sí un gran partido de fútbol. Porque el Espanyol se agarró a eso de que si el rival es mejor que tú, tienes que superarlo en intensidad, y salió a toda pastilla, como si fuera una carrera de cien metros, cuando un partido es más bien una maratón. Presionó fuerte y bien y durante muchos ratos agobió tanto al Barcelona que éste era incapaz de pasar del centro del campo. La duda, la de siempre: ¿cuánto aguantaría? Pues lo hizo hasta el final, sobreviviendo al peor rato al comienzo de la segunda mitad y amenazando incluso con el triunfo en las últimas acciones. El empate definitivo fue celebrado en la grada como una fiesta; en el Barça no se sabe muy bien cómo interpretarlo: es el tercero en las cuatro últimas jornadas de Liga. Lo que parece claro es que el campeonato será disputado hasta el último instante. Nada de paseos. Todos los equipos grandes están pinchando.

Jugó a empujones el Espanyol: quince minutos de apretar al máximo, y un respiro de diez antes de volver a la carga. Sufría el Barcelona cuando le presionaban y no supo resolver en la primera parte los momentos en los que lograba bajar las revoluciones del partido. No hubo demasiadas ocasiones, pero sí acercamientos, como la primera triangulación entre el tridente, que no terminó en gol de Suárez por poco. Neymar le dejó el pase un poco atrás. Precisamente el brasileño fue de los que peor lo pasaron. Atosigado por los españolistas, recibiendo alguna patada extra, como tantas otras veces, le costaba desbordar. Aunque siempre lo intentó, fue de los que más desdibujado acabó, desesperado y haciendo él las faltas de pura impotencia. Messi, por su parte, se retrasaba muchos metros para afrontar a los rivales de cara. Lo conseguía, pero el problema es que tenía demasiados oponentes enfrente. Aun así, el «10» fue quien más cerca estuvo del gol en un lanzamiento de falta que fue a la escuadra: tocó el balón tan en el pico del larguero que no habría sido extraño que se hubiera pinchado.

El Espanyol rozó el premio en un córner que dejó la pelota «paseando» cerca de la línea hasta que Piqué la despejó. Además, con cada recuperación hacía daño, con Hernán Pérez a la carrera o Caicedo complicando a los centrales. Hicieron pasar un mal rato a Jordi Alba. Fueron muchos los balones que obligaron a perder a su rival. Es raro ver a Iniesta o Busquets asfixiados con la pelota, pero los «pericos» lo conseguían. Eran once contra once, aunque pudiera no parecerlo. Los piques llegaban en los lanzamientos de esquina: empujones, toques, exageraciones... El árbitro tuvo que sacar tarjeta a Mascherano y Álvaro para tranquilizar al personal. La acción terminó en un agarrón del argentino que quedó para la polémica. También a interpretación queda si el Espanyol sobrepasó el límite de la intensidad para llevarlo a la violencia, pero ningún futbolista azulgrana se quejó de ello.

Reapareció el Barcelona tras el descanso con nuevos bríos. Por fin consiguió que el partido se pareciera a lo que estaba buscando. Ya se jugaba 20 metros más adelante, con el Espanyol casi metido en su área, y las ocasiones empezaron a aparecer: la primera, tras una maniobra de Suárez cuyo pase no encontró rematador. La segunda, con un remate del uruguayo que mandó incomprensiblemente al poste cuando ya había hecho lo más difícil. No supo aprovechar su momento el equipo de Luis Enrique y el encuentro volvió a ser del Espanyol. Definitivamente, logró sacar de sus casillas a los azulgrana, que después sí se quejarían de que el césped, en mal estado y alto, tampoco les ayudó. Refrescó Galca a los suyos con la entrada de Gerard Moreno y Abraham, y Luis Enrique apenas recurrió a Sergi Roberto. Espera el técnico con ansiedad las incorporaciones de Arda Turan y Aleix Vidal, disponibles ya para el próximo encuentro.

El último cuarto de hora fue un despropósito visitante: juego demasiado directo como norma y no como sorpresa, nada de pausa, pérdidas, enfados... Neymar terminó haciendo faltas absurdas y vio una amarilla por protestar, y Javi López no calibró bien un pase ya en el descuento que hubiera podido suponer el triunfo del Espanyol. Galca, tras el partido, se mostró satisfecho con el trabajo de los suyos, pero también se quejó de que deben aprender a tener más la pelota y deben generar más ocasiones. En poco tiempo, se nota su mano.

El Barça no encontró soluciones colectivas a la propuesta de su vecino y la calidad individual no fue suficiente esta vez.

Ficha técnica:

0 - RCD Espanyol: Pau; Javi López, Álvaro, Roco, Víctor Alvarez; Diop, Joan Jordan (Abraham, m.79), Burgui (Gerard Moreno, m.59), Hernán Pérez; Caicedo y Marco Asensio.

0 - FC Barcelona: Bravo; Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Busquets, Iniesta, Rakitic (Sergi Roberto, m.71); Messi, Luis Suárez y Neymar Jr.

Árbitro: José Luis González González (Castilla-León). Mostró cartulina amarilla a Alvaro (m.22), Mascherano (m.22), Javi López (m.31), Jordan (m.42), Víctor Alvarez (m.61), Neymar (m.86), Diop (m.89) y a Piqué, una vez finalizado el partido.

Incidencias: Partido de la decimoctava jornada de la Liga BBVA disputado en el RCDE Stadium ante 28.975 espectadores. En el palco se encontraba Chen Yansheng, futuro máximo accionista de la entidad azulgrana.