Abuso

Human Rights Watch alerta del maltrato a menores generalizado en el deporte japonés

Varios informes ponen en evidencia el uso del castigo corporal y abusos en el deporte japonés que atentan contra la infancia

El pabellón Nippon Budokan será la sede del judo en los Juegos Olímpicos de Tokio.
El pabellón Nippon Budokan será la sede del judo en los Juegos Olímpicos de Tokio.ISSEI KATOREUTERS

Figuras representantes de los derechos humanos en Japón y Human Rights Watch (HRW) denuncian la falta de compromiso del país anfitrión de los Juegos Olímpicos para frenar graves y extendidas prácticas de maltrato a los niños en el deporte. La organización HRW presentó en la víspera el resultado de varios informes que ponen en evidencia el uso del castigo corporal y abusos en el deporte japonés que atentan contra la infancia y solicitó al gobierno nipón la creación de un Centro para el Deporte Seguro que proteja a los niños deportistas.

“Los testimonios que hemos recopilado de niños y adolescentes atletas en 50 deportes dan cuenta del uso de la violencia física en el deporte a través de golpes, bofetadas, uso de bates y otros instrumentos, agua y comida insuficientes, entrenamiento excesivo y abuso sexual”, detalló Minky Worden, de HRW, al presentar los informes.

En 2020, de 381 deportistas menores de 24 años, un 46% informó de experiencias de abuso en el deporte en Japón y “muchos de ellos acaban sufriendo depresión y traumas de por vida”, señaló la organización.

Japón, un país que fomenta el deporte en la educación y cuenta con millones de niños que lo practican en la escuela y los clubs, tiene una larga historia de castigo corporal, taibatsu en japonés. Esta palabra nipona hace referencia a las técnicas de entrenamiento deportivo en el país, que van desde la violencia física como los golpes, a no beber agua durante el entrenamiento o poner el cuerpo al límite. Como afirma HRW en su informe sobre esta tradicional forma de entrenar, “padres y entrenadores creen erróneamente que el abuso físico en el deporte es un valor, y como resultado, los niños sufren”.

Keiko Kobayashi conoce de primera mano el sufrimiento derivado del abuso en el deporte, puesto que su hijo quedó incapacitado cuando tenía 15 años y practicaba judo. “Su entrenador de judo le golpeó, asfixió y le dejó inconsciente provocándole una hemorragia cerebral”, cuenta esta madre japonesa fundadora de la Asociación de Víctimas de Accidente de Judo, una organización que trabaja para frenar estos abusos y exigir a las instituciones japonesas mayor compromiso y protección a los niños. Desde 1983 hasta la actualidad, 121 niños fallecieron practicando judo a manos de sus entrenadores, “una media de 9 niños cada año que nos hace preguntarnos por qué ocurre esto en Japón”, afirma Kobayashi.

Su experiencia la ha llevado a investigar el abuso en otros países y resalta que "a pesar de que toda Europa junta tiene más practicantes de judo que Japón, en los últimos cinco años, no reportaron fallecimientos".

Esta madre de un niño víctima de la violencia física en el deporte denuncia además la falta de apoyo institucional de las autoridades de su país, “que protegen a las escuelas pero no a los niños”, y destaca la falta de investigación y la impunidad de los agresores.

Human Rights Watch puso el foco en los derechos en el deporte a partir de los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996 y desde entonces trabaja junto a organizaciones deportivas como FIFA y el Comité Olímpico Internacional para que adopten políticas favorables a los derechos humanos en el deporte.