Un podio de 42 años

El skate fue cosa de niñas

El podio del debutante y polémico deporte lo formaron dos chicas de 13 años, la japonesa Momiji Nishiya y la brasileña Rayssa Leal, y la también nipona Funa Nakayama, de 16

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Andrea Benítez fue la primera española en debutar en skate, uno de los cinco nuevos deportes olímpicos que han entrado en Tokio 2020 (los otros son el surf, la escalada, el karate, aunque por poco tiempo, porque en París 2024 ya no estará; y el basket 3x3). A mucha gente le parece de risa que este tipo de disciplinas estén en el programa olímpico. Mientras, el Comité Internacional (COI) defiende que buscan conectar con nuevas generaciones, con gente joven que parece que ha perdido interés por los Juegos, y no va a parar ahí: en tres años en la capital de Francia se unirá el Breaking (o Breakdance, vaya). Quiere que convivan tradición y modernidad.

La palabra «joven» puede englobar mucho. Porque joven es Andrea, la ryder gatidana que se enamoró del monopatín viendo a unos chicos en Algeciras, cerca de la playa. Uno le invitó a que probara y como se le dio bien, le regaló la tabla: «Toma, para que le des caña, no lo dejes», le dijo. Y le ha hecho caso porque caña le ha dado pero bien pese a que le diagnosticaron una escoliosis que la tuvo dos años con un corsé que parecía incompatible con patinar, pero no, ella siguió, sin hacer demasiado caso a los médicos, teniendo que volver a aprender todo casi desde cero con la espalda tiesa. La española no ha tenido ni que pasar muchos nervios previos a los Juegos. Se quedó a un paso de la clasificación, como primera reserva, pero la baja por covid de la neerlandesa Candy Jacobs hizo que la llamaran el 22 de julio, un día antes del arranque, y se tuvo que ir a toda prisa. Menuda alegría de última hora.

Pero lo dicho, a sus 26 años, Andrea es joven y ya ha terminado sus estudios de Ingeniería Eléctrica, que combina con su entrenamiento en el CAR de Madrid. Fue eliminada en la fase preliminar de la modalidad de «street», en la que circulan por un escenario que imita a una ciudad con obstáculo tipo escaleras o barandillas, donde ejecutan sus trucos haciendo girar el patín, raspándolo con la tabla o con los ejes... Ir donde les lleve la imaginación para que los jueces lo puntúen. Las tres ganadoras de medalla es imposible que tengan tantos estudios como la andaluza. Literalmente imposible. Porque la japonesa Momiji Nishiya, que ganó el oro, tiene 13 años, los mismos que la brasileña Rayssa Leal, que se colgó la plata, y tres menos que la también nipona Funa Nakayama, bronce. Y no eran las más benjaminas en Tokio, ya que la siria Hend Zaza participó en tenis de mesa con 12, pero fue eliminada rápido mientras que las de skate ganaron. Quizá ahí esté la clave: tan pequeño no se tiene miedo a las caídas, el cuerpo parece de goma y por eso arriesgan más a la hora de hacer los trucos.

También se despierta un debate sobre si debe haber algún límite de edad, por la presión que sufren los deportistas, aunque en todos los Juegos aparece un nadador, saltador o incluso la medallista española de taekwondo Adriana Cerezo que no pasan de adolescentes. En el Ariake Urban Sports Park, donde se disputa el skate en Tokio, más que nervios hubo complicidad. Es más, Nishiya iba por detrás en mitad de la final después de dos caídas y fueron las propias oponentes las que le levantaron el ánimo para que lo siguiera intentando. Y se recuperó y ganó y después dijo que espera que los Juegos sirvan para que el estigma y la mala fama que acompaña al skate vaya desapareciendo.