Vela
La mujer que derrotó al zika
Marina Alabau superó el virus en invierno. Busca revalidar el oro en RS:X después de haber sido madre
Por el Parque Olímpico caminan trabajadores con un mosquito tachado dibujado en la espalda de su chaqueta. «Zika, no», se puede ver escrito en portugués. Algunos periodistas llevan pulseras para repeler a los mosquitos, casi todos españoles. Una vez empezados los Juegos, el dichoso virus no es tema de conversación. Lo fue antes, sobre todo porque muchos deportistas amenazaron con no ir y otros incluso llegaron a cumplir la amenaza. Había cierto miedo, al menos inquietud, pero no en todos. «El Zika no es para tanto, se exagera mucho», afirma Marina Alabau. Y sabe de lo que habla porque ella fue infectada. El pasado invierno, tras una competición en Río, empezaron a salirle ronchas en la piel, le subió la fiebre y le dolían los músculos. Se hizo pruebas y, efectivamente, había contraído el virus, pero lo pasó sin problemas, como quien supera una gripe. Ya está inmunizada, por tanto. Ése es un problema menos para ella, si es que alguna vez lo fue, aunque la verdad es que si alguien lo contrajera durante la competición, sus opciones de medalla se irían al traste. La regatista sevillana, instalada en Tarifa, también quita importancia al estado de la Bahía de Guanabara. Lleva un año entrenando en Río por periodos y ha vivido la evolución de las aguas. Las ha visto mal y ahora están más o menos bien. No es agua cristalina, pero se puede navegar. En Pekín también había algas que molestaban y, además, no sopló mucho viento, algo que la perjudicó. Allí aprendió que su deporte no era sólo montar en la tabla. Se esmeró en el gimnasio para progresar. También monta en bicicleta y hace yoga como parte de su preparación, que ahora tiene que ser más ordenada por Marta.
¿Que quién es Marta? Su hija. Marina Alabau ya fue campeona en Londres, pero su vida ha cambiado mucho desde entonces. Forma parte del club de las mamás de Río. En 2013 nació la pequeña y volver a empezar le costó un tiempo. «Es un deporte duro, aunque pudiera no parecerlo. No podía ni coger la vela», asegura. También, claro, cambian su lista de prioridades, y ahora la familia está por delante, aunque no descuidó su preparación y llegó a tiempo para clasificarse para los Juegos de Ríos, donde aspira de nuevo a lo máximo. Los abuelos le ayudan cuando tiene que viajar a competir, como ahora. Se han quedado con Marta. En este ciclo olímpico Alabau también ha desarrollado su faceta de emprendedora con una web en la que se reservan actividades náuticas y una aplicación para móviles en la que se puede saber el estado del mar y los vientos para los surfistas.
Despistada y dormilona, es de las que deja el móvil tirado y no le hace mucho caso. Comenzó a destacar con seis años y sus padres la llevaban en una furgoneta donde hiciera falta para competir. Su especialidad en la vela, el RS:X, el windsurf, estuvo a punto de desaparecer del programa olímpico para ser sustituido por el kitesurf. Ella ya iba a probar la nueva disciplina, pero a última hora no hubo cambios y ahora aspira a ganar «otra medalla». «No me voy a poner exigente con el color. Sacar otra medalla sería un gran éxito», asegura. Tras dos días de competición está bien posicionada.
Un arranque para seguir con opciones
Después de las primeras seis regatas, Marina Alabau mantenía intactas sus opciones de luchar por lo máximo desde la sexta plaza. El segundo día de competición se retrasó ligeramente, pero las regatistas no están poniendo demasiadas pegas a la Bahía de Guanabara. Marina estaba acostumbrada a las aguas porque se ha entrenado en la zona varias veces durante todo el año.
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