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«¿Y tú, llegas a Tokio?»
La expedición española de Río regresó de los Juegos. Hubo despedidas hasta 2020, compromisos de llegar a la siguiente cita olímpica, lágrimas, reencuentros y muchas ganas de vacaciones
La expedición española de Río regresó de los Juegos. Hubo despedidas hasta 2020, compromisos de llegar a la siguiente cita olímpica, lágrimas, reencuentros y muchas ganas de vacaciones
Para no faltar a la costumbre de los últimos 20 días, el avión con los olímpicos españoles llegó con retraso. Y es que los atascos, el caos circulatorio y el tráfico insufrible de Río se prolongaron hasta la despedida. El vuelo con el grueso de la expedición olímpica española despegó con dos horas y media de retraso y aterrizó en Madrid con una expectación que más de uno no se creía. Deportistas anónimos que fueron los primeros en abandonar el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, atletas con diploma, medallistas, campeones olímpicos... algunos, como Pau Gasol, tomaron otro vuelo para iniciar sus vacaciones. Los que llegaron a Madrid vivieron sus últimos minutos de gloria y algunos casi se despidieron hasta Tokio 2020.
Saúl Craviotto, el español más laureado en Río, era una de las estrellas. «Si decido continuar hasta Tokio será porque sé que puedo conseguir una medalla. Si hay dudas o veo que va a ser difícil conseguirla seguramente cuelgue la pala. Pensar en cuatro años se me hace cuesta arriba, pero soy joven y todos quieren que vaya a Tokio; si siento el apoyo y tengo motivación seguramente será así», aseguraba el cuádruple medallista olímpico. Los veteranos eran los que más disfrutaban. Ruth Beitia, que antes de despegar visitó junto a Carolina Marín la cabina del avión, era una de ellas. La campeona olímpica de salto de altura es una de las pocas que todavía no ha cerrado la temporada. El día 27 compite en la Liga de Diamantes en París y cinco días después en Zúrich: «Cerraremos esta temporada y luego nunca se sabe. En Tokio 2020 no me veo, pero sí disfrutando un poco más del atletismo».
Otros como Felipe Reyes estaban deseando irse de vacaciones. Acostumbrado a ganar medallas cada verano, el pívot sueña con unos días libres antes de comenzar a trabajar con el Madrid: «Ya veremos si es o no el final de una generación. Ahora lo que hay que hacer es disfrutar de unas vacaciones que son muy merecidas». Sus compañeros Ricky, el Chacho, Claver, Abrines y Willy Hernangómez coincidían en que la generación de oro todavía puede dar más alegrías al deporte español.
Uno de los más felices era Carlos Coloma. El bronce en bicicleta de montaña se reencontró con sus dos hijos en Madrid. Seguía en una nube. «Era el día de mi vida y no lo podía dejar pasar», confesó. «Hubo momentos que pensaba que podía ganar la carrera, pero al final se complicó un poco todo. El mecánico me dijo que lo hiciera por mis hijos, por mi familia y así lo hice», comentaba el riojano.
A Alejandro Blanco, presidente del COE, se le veía tan satisfecho como a «sus» deportistas. «El rendimiento ha sido espectacular. El deporte español ha demostrado en estos Juegos que está en la excelencia. Quedar decimocuartos del mundo es un éxito sin precedentes, más allá de lo importante que han sido los oros», aseguraba. Iba más allá: «Si queremos seguir teniendo este nivel y seguir siendo la referencia del deporte en el mundo lo que hay que replantearse es la forma de financiación público-privada y el sistema y estructura», afirmaba el presidente del COE. Mientras, Carolina Marín sólo pensaba en escapar de los micrófonos y las cámaras.
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