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La energía del Madrid

Lucas Vázquez esperaba que Zidane le diera una oportunidad sin perder la sonrisa.

Lucas Vázquez disputa una pelota contra un jugador del Levante
Lucas Vázquez disputa una pelota contra un jugador del Levantelarazon

Lucas Vázquez esperaba que Zidane le diera una oportunidad sin perder la sonrisa.

Zinedine Zidane pidió a sus futbolistas que metieran la pierna antes del partido contra el Levante. Y recurrió a futbolistas que no ofrecen dudas en ese sentido, como Nacho y Casemiro, a las ganas de Borja Mayoral en su estreno como titular con el primer equipo y a Lucas Vázquez, que dio al equipo la energía que le faltaba. El gallego se desgastó en defensa y en ataque, algo que necesitaba el equipo después de que el Atlético recorriera once kilómetros más en el derbi. Mil metros más por cada jugador.

Lucas fue el que más corrió del Real Madrid en el campo del Levante: 12,34 kilómetros. 600 metros más que Kroos y poco más de un kilómetro por encima de Nacho, que tapaba el lateral izquierdo. Fueron dos canteranos, dos que no fueron titulares contra el Atlético, los que más se desgastaron. Ellos y Kroos fueron los que dieron ritmo al Real Madrid en Valencia. Y todos terminaron tirados en el césped por culpa de los calambres, igual que Casemiro y Borja Mayoral.

La resistencia física de Lucas sorprende a los que trabajan con él. «Lo suyo debe de ser genético», dicen en el club porque no se trata de ningún obseso de la preparación física. La marcha de Benítez, un entrenador que confiaba en él, aunque casi siempre saliera desde el banquillo, no consiguió desanimarlo a pesar de que no jugó ni un minuto en los tres primeros partidos de Zidane. Lucas es consciente de que cada uno es responsable de lo que le ocurre y los que le conocen aseguran que tiene un nivel muy elevado de autocrítica.

En las primeras semanas de Zidane, cuando a veces ni siquiera era convocado, tampoco perdió la sonrisa. En los entrenamientos, y fuera de ellos, mantenía el buen humor y seguía trabajando, esperando la oportunidad que le ha llegado ahora. El gallego es consciente de que la vida no se acaba en el fútbol. Hay más cosas y no se encierra en la burbuja que rodea a los jugadores de élite. Consciente de que la carrera futbolística se acaba pronto, se prepara para lo que vendrá después. Estudia inglés y se preocupa por lo que sucede más allá del balón.

Llegó con 16 años y entró al primer equipo sin perder la perspectiva ni el atrevimiento. Tiene carácter para que no le asuste el reto de jugar con las estrellas. Está preparado para volver al banquillo, pero también para dar al Madrid la energía que necesita.